Berna debate un audaz plan de venta recreativa de cocaína, desafiando las políticas de drogas convencionales. La propuesta requiere cambios legislativos y genera debates sobre la eficacia, riesgos y posibles impactos en el mercado y la salud pública.
Por: Agencia
La capital de Suiza, Berna, está en el epicentro de una propuesta innovadora: un plan piloto para la venta recreativa de cocaína. Este audaz enfoque desafía las convenciones de la guerra contra las drogas y la política de prohibición tradicional. Aunque el Parlamento de Berna respalda la idea, enfrenta obstáculos con la oposición del gobierno de la ciudad y la necesidad de modificar la legislación nacional.
El cambio de paradigma en la política de drogas es evidente en otros lugares; en Oregón, EE. UU., se despenalizará la posesión de pequeñas cantidades de cocaína a favor del tratamiento. Mientras que en países europeos como España, Italia y Portugal, ya no se imponen penas de prisión por posesión de drogas, incluida la cocaína, ninguna ha adoptado una medida tan radical como la propuesta de Berna.
Suiza reexamina su enfoque hacia las drogas tras críticas a las prohibiciones completas como ineficaces. La propuesta, en sus primeras etapas, sigue a ensayos en curso para la venta legal de cannabis.
El alto consumo de cocaína en Suiza, especialmente en ciudades como Zurich, Basilea y Ginebra, refleja un mercado creciente. La droga está disponible a precios accesibles, según Addiction Switzerland, lo que plantea desafíos para la salud pública y la lucha contra el mercado criminal.
Aunque el plan aún está en discusión, la posible legalización requeriría controles de calidad, campañas informativas y reducción del mercado ilícito. Sin embargo, los riesgos de la cocaína, como daños cardíacos y psicológicos, preocupan a expertos y dividieron opiniones. A pesar de esto, algunos apoyan la propuesta, argumentando que facilitaría el tratamiento y reduciría la violencia y el crimen asociados al suministro ilegal.
El debate sobre la venta recreativa de cocaína en Berna marca un hito en la evolución de las políticas de drogas, generando discusiones intensas sobre la seguridad, efectividad y posibles consecuencias en la salud pública y el mercado de las drogas.