Venezuela enfrenta elecciones sin observadores internacionales en medio de una profunda crisis económica y tensiones políticas.
Por: Agencia
En las recientes elecciones en Venezuela, el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, informó que el 95% de las más de 30.000 mesas de votación estaban operativas. Amoroso acusó a la oposición de conspirar contra los comicios, afirmando que "no querían que ustedes se expresaran". También criticó al candidato opositor Edmundo González Urrutia por supuestamente desconocer la Constitución y las leyes.
Estas elecciones se están llevando a cabo sin observadores internacionales. Solo una pequeña delegación del Centro Carter está presente y ha señalado que no tiene la capacidad de realizar una evaluación integral del proceso de votación, conteo y tabulación, como lo tenía previsto la Unión Europea antes de ser excluida como observadora a finales de mayo. Además, se impidió la entrada al país de parlamentarios europeos y expresidentes latinoamericanos invitados por la oposición.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, hizo un llamado a respetar el "proceso democrático" en las elecciones presidenciales venezolanas, destacando que el pueblo venezolano merece una elección que refleje realmente su voluntad. Por su parte, el presidente Nicolás Maduro, quien aspira a un tercer mandato de seis años, afirmó que respetará los resultados oficiales y llamó a los demás candidatos a hacer lo mismo.
Venezuela, que alguna vez fue uno de los países más ricos de América Latina, se encuentra sumida en una profunda crisis. La producción de petróleo se desplomó de 3.5 millones de barriles por día en 2008 a 400,000 en 2020, aunque recientemente se ha recuperado a un millón de barriles diarios. El PIB se ha reducido en un 80% en los últimos diez años, y el país ha sufrido cuatro años de hiperinflación que llevaron a una dolarización parcial de la economía.
Aproximadamente 7 millones de venezolanos han abandonado el país en la última década, según datos de la ONU. Los sistemas de salud y educación están en ruinas, exacerbando la situación de crisis. El gobierno venezolano culpa de estos problemas a las sanciones impuestas por Estados Unidos en 2019, tras la reelección de Maduro en 2018, que muchos consideran fraudulenta.
A pesar del acercamiento de Venezuela con Rusia, Irán y China, Estados Unidos sigue siendo un actor central en la situación venezolana, habiendo sido su principal comprador de crudo.
Las elecciones en Venezuela se están desarrollando en un contexto de gran tensión y crisis socioeconómica. La ausencia de observadores internacionales y las acusaciones mutuas entre el gobierno y la oposición aumentan la incertidumbre sobre la transparencia y legitimidad del proceso electoral. Mientras tanto, el país sigue enfrentando enormes desafíos económicos y sociales, con una gran parte de su población viviendo en condiciones precarias.