La posible salida de Estados Unidos de la OTAN ha generado un intenso debate sobre el futuro de la alianza militar y sus implicaciones a nivel global.
Por: Staff / La Voz
La posible salida de Estados Unidos de la OTAN ha generado un intenso debate sobre el futuro de la alianza militar y sus implicaciones a nivel global. Aunque aún no se ha tomado una decisión definitiva, este escenario podría marcar un antes y un después en la estructura de seguridad que ha prevalecido desde la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, Estados Unidos aporta aproximadamente dos tercios del gasto total en defensa de la OTAN. Su retirada podría debilitar significativamente la capacidad de disuasión de la alianza, especialmente frente a Rusia. Ante este vacío, los países europeos tendrían que aumentar drásticamente sus presupuestos militares. Se estima que la Unión Europea y el Reino Unido necesitarían alrededor de 300 mil efectivos adicionales y un gasto anual de 250 mil millones de euros para sostener su defensa sin el respaldo estadounidense.
Este cambio forzaría a Europa a una reconfiguración de sus políticas de defensa, posiblemente impulsando la creación de una fuerza militar unificada. Al mismo tiempo, potencias como Rusia y China podrían aprovechar la salida de EE.UU. para expandir su influencia, alterando el equilibrio de poder global.
En el ámbito interno, la OTAN enfrentaría desafíos de cohesión, con posibles desacuerdos sobre su futuro estratégico. Además, la industria de defensa, interconectada entre EE.UU. y Europa, podría sufrir interrupciones económicas importantes.
Elon Musk, influyente empresario y cercano al presidente Donald Trump, respaldó públicamente la idea de que EE.UU. abandone tanto la OTAN como la ONU. "Estoy de acuerdo", escribió en X, en respuesta a un usuario que pedía la salida estadounidense de ambas organizaciones. Musk, quien lidera el Departamento de Eficiencia Gubernamental, ha sido clave en las iniciativas de reducción del gasto público de la administración Trump, lo que refuerza la posibilidad de un giro drástico en la política exterior estadounidense.