Cancelación masiva de vuelos ante la proximidad de Acción de Gracias

Miles de vuelos cancelados en EE. UU. por medidas de la FAA.

Por: Staff / La Voz

Las restricciones aeroportuarias en EE. UU. pueden empeorar en los próximos días. El hecho de que los aviones vayan generalmente menos llenos a principios de noviembre ha contribuido a aliviar el impacto. Eso cambiará a medida que se acerque Acción de Gracias.

Este fin de semana se cancelaron miles de vuelos tras la imposición de restricciones federales a los vuelos en los aeropuertos más transitados del país. Se prevé que los recortes aumenten en los próximos días, lo que amenaza con causar más estragos a las aerolíneas y los viajeros a medida que se acerca el Día de Acción de Gracias. La Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) exigió a las compañías aéreas que redujeran los vuelos en un 4 por ciento en 40 aeropuertos muy transitados a partir del viernes, para mejorar la seguridad y aliviar la presión sobre los controladores aéreos que han trabajado sin cobrar desde que comenzó el cierre del gobierno federal el mes pasado. En un momento dado, 18 de los 22 controladores programados para trabajar en Atlanta no se presentaron, dijo el secretario de Transporte, Sean Duffy, en una entrevista en el programa State of the Union de la CNN.

"Esto solo va a empeorar", dijo Duffy. "Yo observaría las dos semanas anteriores a Acción de Gracias, veremos cómo el transporte aéreo se reduce a un goteo". Las compañías aéreas intentaron capear las restricciones mediante recortes quirúrgicos, pero gestionar la interrupción será más difícil a medida que las restricciones aumenten a lo largo de la próxima semana hasta llegar al 10 por ciento este viernes y posiblemente incluso más. "El grado de complejidad aumenta por cada vuelo que no vamos a operar", dijo Steve Olson, jefe de operaciones de sistemas y aeropuertos de JetBlue Airways. "Eso significa que tenemos una tripulación que puede no estar en la posición adecuada para operar su próximo vuelo o un avión que puede no estar en el lugar adecuado".

Las compañías aéreas cancelaron cientos de vuelos cada día desde el viernes hasta el domingo en aeropuertos que prestan servicio a grandes ciudades como Atlanta, Dallas, Denver, Chicago, Los Ángeles y Nueva York. Los recortes se concentraron entre los vuelos ofrecidos por tres de las mayores compañías aéreas, American Airlines, Delta Air Lines y United Airlines, que dominan muchos de esos aeropuertos concurridos. American canceló alrededor de 740 vuelos el viernes y el sábado, lo que supone más del 6.5 por ciento de su programación para esos días, según Cirium, una empresa de datos de aviación. Delta canceló alrededor de 640 vuelos en ambos días, más del 7.3 por ciento de su programación, mientras que United redujo más de 450 vuelos, más del 5.2 por ciento de su programación.

Las interrupciones del viernes fueron menos graves, pero el sábado se cancelaron más de 1400 vuelos, lo que lo convirtió en el décimo peor día del año en cuanto a cancelaciones, según datos de Cirium. American, Delta y United habían cancelado más de 1000 vuelos hasta el mediodía del domingo. Durante las primeras semanas del cierre, la dotación de controladores tuvo un efecto limitado en las cancelaciones, según el grupo comercial Airlines for America, que representa a las mayores compañías aéreas de pasajeros y de carga. Hasta el 29 de octubre, las seis compañías aéreas de pasajeros más grandes del país cancelaron menos de una decena de vuelos por problemas de dotación de controladores, dijo, citando un análisis de los datos de la FAA.

Sin embargo, desde entonces, esas compañías han cancelado más de 1200 vuelos por problemas de dotación de controladores. Solo el viernes, se cancelaron 865 vuelos por motivos relacionados con los controladores, cerca del 87 por ciento de los cuales se debieron a la directiva de la FAA de reducir los vuelos en los 40 aeropuertos más concurridos. Y aunque muchos vuelos siguieron operando, los problemas de personal han contribuido a retrasos generalizados durante el fin de semana. En una publicación en las redes sociales, Duffy dijo que también se estaban desviando aviones privados de los aeropuertos más concurridos a otros más pequeños para satisfacer de mejor forma los vuelos comerciales.

En la CNN, Duffy dijo que antes del cierre se jubilaban en promedio cuatro controladores al día, pero que ahora esa cifra asciende a entre 15 y 20 controladores. También dijo que Pete Hegseth, secretario de Defensa, había ofrecido la ayuda de reservistas militares capacitados como controladores aéreos, pero que no estaba seguro de poder recurrir a ellos.

Miles de viajeros se vieron afectados por las interrupciones del fin de semana, pero las compañías aéreas pudieron mitigar el impacto gracias en parte a la sincronización. Los aviones suelen estar menos llenos a principios de noviembre porque mucha gente reserva los viajes para más adelante, en torno al Día de Acción de Gracias. Eso dio a las compañías aéreas flexibilidad para hacer recortes en las rutas más concurridas, trasladando a los pasajeros de los vuelos cancelados a otros que seguían operando entre los mismos destinos. United dijo que aproximadamente la mitad de sus clientes afectados por los recortes del fin de semana fueron reubicados en vuelos que despegaban dentro de las cuatro horas siguientes a su hora de salida original.

Las aerolíneas también centraron los recortes en las rutas regionales menos populares y cancelaron vuelos que enlazaban aeropuertos pequeños con ciudades más grandes. Los vuelos a aeropuertos regionales pequeños suelen tener capacidad para entre 50 y 75 pasajeros, mientras que los vuelos entre ciudades grandes pueden transportar el doble de personas, si no es que más. Aunque American recortó más del 5 por ciento de su programación el viernes, por ejemplo, solo alrededor del 2 por ciento de sus pasajeros de ese día viajaban en vuelos afectados.

La mayor parte de los trastornos del fin de semana se debieron a la escasez de personal y a la reducción de vuelos, pero las compañías aéreas también tuvieron que hacer frente a problemas más rutinarios. En el Aeropuerto Internacional O'Hare de Chicago, por ejemplo, los vuelos se retrasaron en promedio más de media hora el domingo por la tarde debido a las obras en la pista. Se preveía una tormenta de nieve para la tarde, lo que podría causar más trastornos. American, Delta y United subcontratan muchos vuelos regionales a filiales u otras compañías, como SkyWest Airlines y Republic Airways, los dos operadores más afectados por los recortes.

Al mediodía del domingo, se habían cancelado alrededor de 230 vuelos de SkyWest, lo que suponía alrededor del 8 por ciento de su programa del día, según FlightAware, una empresa de datos de aviación. Republic canceló más de 160 vuelos, es decir, alrededor del 14 por ciento de su programa. Estas dos aerolíneas operan principalmente vuelos para American, Delta y United, y normalmente cobran por los vuelos cancelados, aunque pueden tener que hacer frente a costos añadidos para trasladar aviones y tripulaciones a otros vuelos. En un comunicado emitido el sábado, SkyWest dijo que las cancelaciones "se estaban gestionando con días de antelación" y que la compañía sigue operando "la gran mayoría" de sus vuelos.

Aun así, la mayoría de las rutas, incluso las regionales, mantuvieron al menos algún servicio durante el fin de semana, aunque hubo algunos ejemplos de compañías que suprimieron rutas con uno o dos vuelos. (El domingo, por ejemplo, United suprimió su único vuelo de ida y vuelta desde su centro de operaciones en Newark a Myrtle Beach, Carolina del Sur). Pero en general, las compañías evitaron cancelar los vuelos más concurridos entre aeropuertos centrales o a destinos en el extranjero. La mayoría de los recortes los llevaron a cabo aerolíneas estadounidenses, aunque las internacionales cancelaron un puñado de vuelos. Muchas aerolíneas permitieron a los clientes cambiar de vuelo o solicitar reembolsos, aunque tuvieran pasajes restrictivos no reembolsables.

Debido a las interrupciones, algunos viajeros se replantearon volar y exploraron otras opciones, como alquilar coches, tomar autobuses o trenes o simplemente quedarse en casa. Las aerolíneas tienen mucha experiencia en la gestión de cancelaciones de vuelos causadas por innumerables factores, como el mal tiempo, la escasez de personal y las interrupciones tecnológicas. Para decidir qué vuelos cancelar, los equipos de crisis utilizan programas informáticos que ayudan a identificar a los candidatos y tienen en cuenta una serie de factores, como la forma en que las cancelaciones afectarán a la colocación de clientes, pilotos y aviones. Pero hay límites en la cantidad de interrupciones que puede soportar el sector.

"Los retos de las aerolíneas empeorarán a medida que se acerque el periodo vacacional de Acción de Gracias", dijo el viernes la agencia de calificación crediticia Fitch Ratings en una nota de investigación. El Día de Acción de Gracias es uno de los periodos de mayor afluencia de viajeros del año y "dejará poco margen a las aerolíneas para reacomodar a los pasajeros desplazados, lo que amplificará la pérdida de ingresos y los costos de atención al cliente", decía la nota. El sector intensificó los llamamientos para que se pusiera fin al cierre del gobierno, el más largo de la historia, cuando entraron en vigor las limitaciones de vuelos a finales de semana. Airlines for America dijo que más de 4 millones de pasajeros habían sufrido ya retrasos o cancelaciones debido a los problemas de dotación de controladores aéreos desde que comenzó el cierre a principios de octubre. "Imploramos al Congreso que actúe con extrema urgencia para conseguir la reapertura del gobierno federal, que se pague a los trabajadores federales y que nuestro espacio aéreo vuelva a funcionar con normalidad", dijo el grupo el viernes. Se espera que una cifra récord de 31 millones de personas viajen durante una decena de días en torno al Día de Acción de Gracias, añadió. La FAA dijo que estaba reduciendo los vuelos para mejorar la seguridad y aliviar a los controladores aéreos, sobrecargados de trabajo desde hacía años, pero especialmente estresados después de trabajar más de un mes sin cobrar. Algunos legisladores han cuestionado la medida y han pedido a la agencia que comparta los datos que justifican su decisión. Pero otros recibieron con satisfacción el enfoque proactivo.

"Las presiones están aumentando en el sistema", dijo Jennifer Homendy, presidenta de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, en una publicación en las redes sociales la semana pasada. "Se trata de la gestión de la seguridad, el fundamento mismo de nuestro sistema de aviación, y es lo correcto".

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