Tras el homicidio de Carlos Manzo, la presidenta reprochó a la oposición y a líderes de opinión por usar el caso con fines políticos, mientras manifestantes irrumpieron en el Palacio de Gobierno de Michoacán.
Por: Redaccion La Voz
El asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, provocó una fuerte ola de indignación y reacciones políticas en todo el país. El hecho, presuntamente vinculado al crimen organizado, generó manifestaciones que incluso llegaron hasta el Palacio de Gobierno de Michoacán, donde un grupo de inconformes ingresó al inmueble, lo vandalizó y colocó pancartas exigiendo la renuncia del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
Durante el funeral del alcalde, el intento del gobernador de participar en los homenajes fue mal recibido por los asistentes, reflejando el clima de tensión que persiste tras el crimen.