Familia Franco Garza ofrece desayunos gratuitos a peregrinos en Monclova

Cada 12 de diciembre, la familia Franco Garza invita a la comunidad a celebrar a la Virgen de Guadalupe.

Por: Adriana Cruz

Desde hace 13 años, la devoción se prepara también en la cocina. Cada 12 de diciembre, mientras miles de fieles acuden al Santuario de Guadalupe para celebrar a la Morenita del Tepeyac, una familia monclovense convierte la gratitud en servicio: desayunos gratuitos para todos los peregrinos que llegan a rendirle tributo.

Se trata de la familia Franco Garza, encabezada por Jorge Alberto Franco Anaya y su esposa Gabriela Guadalupe Garza Vega, acompañados por su hija María Rebeca Franco Garza, así como por los abuelos Franco Coronado y Garza Vega, además del apoyo constante de la familia Castillo García. Todos ellos, unidos por la fe, han mantenido viva esta tradición que nació como un acto sencillo de agradecimiento y se ha convertido en un símbolo de amor comunitario.

Cada año hacen extensiva la invitación a la ciudadanía para acudir a las mañanitas a la Virgen este 12 de diciembre, a la misa de 8 de la mañana, y posteriormente, a las 9:00 horas, participar en el desayuno que ofrecen a todos los asistentes sin distinción alguna.

"Es en agradecimiento a que siempre hemos sentido la presencia de la Virgen en nuestra familia y hemos sido testigos de sus milagros", expresó Jorge Alberto Franco, quien asegura que el servicio es una manera de devolver las bendiciones recibidas.

La bendición que marcó sus vidas

En 2024, esta familia vivió una experiencia que fortaleció aún más su fe. Durante un viaje a Roma, su hija María Rebeca fue señalada por el propio Papa Francisco en medio de la multitud para ser llevada hasta él y recibir su bendición personal.

"Nosotros solo queríamos verlo pasar, jamás imaginamos que la elegiría. Cuando el Santo Padre la señaló y el guardia se la acercó, fue algo inexplicable", relató Jorge Alberto.

Al momento de regresar con sus padres, la pequeña pronunció unas palabras que han quedado grabadas en la memoria de toda la familia:

"No llores, me dio un beso Diosito".

Tanto Jorge Alberto como Gabriela no pudieron contener el llanto. Para ellos, aquel momento representó más que una bendición: marcó un antes y un después en sus vidas.

"Fue una experiencia muy bonita que nos cambió completamente; en el viaje vivimos cosas maravillosas", compartió el padre. Recalca que aquella bendición no fue solo para María Rebeca, sino para todos.

"Siempre la hemos considerado nuestra embajadora de fe, porque a través de ella sentimos que la bendición alcanzó a toda la familia y a nuestros amigos, que se han vuelto parte de nuestra familia".

Fe que se comparte

Hoy, esa historia sigue traduciéndose en acciones concretas. Con cada plato servido, con cada sonrisa entregada, la familia Franco Garza reafirma que la fe no solo se profesa en palabras, sino en obras.

Así, este 12 de diciembre, nuevamente abrirán las puertas del corazón y de la mesa para recibir a quienes asisten al Santuario de Guadalupe, recordando que agradecer también es compartir.

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