Por: Óscar Rodríguez
Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
Hace unos días, el representativo nacional de fútbol tuvo un par de resultados adversos ante las selecciones que tal vez sean las que más dolor causan al público mexicano cuando se pierde: Estados Unidos y Canadá.
Esto trajo inevitablemente a mi memoria otro decepcionante noviembre: el de 1981.
Antecedentes de este antecedente.
Los dos mundiales inmediatos anteriores al que se celebraría en España en 1982 habían sido bastante desastrosos para los equipos mexicanos. En 1973 se había realizado un hexagonal premundialista en Haití y de una forma inexplicable, México perdió ante el representativo de Trinidad y Tobago por cuatro goles a cero. Y no fue tanto esta derrota la que marcó la eliminación de nuestra selección para su participación en el mundial de Alemania 1974, sino la imposibilidad de derrotar tanto a Guatemala (0-0) como a Honduras (1-1). Al término de este torneo, nuestro equipo se ubicó (por diferencia de goles) hasta el tercer lugar.
Con el aprendizaje de esta mala experiencia, se consiguió que el siguiente hexagonal (en 1977) se llevara a cabo en nuestro país y allí sí: cinco partidos, cinco victorias. Con esto, nuestra selección ganó su derecho a participar en el campeonato mundial de Argentina 1978. Aunque allá los resultados fueron por demás decepcionantes: derrotas ante Túnez (1-3 con un gol de penal algo dudoso), Alemania Occidental (0-6) y Polonia (1-3). Resultado final: último lugar de los 16 equipos.
Ahora sí, 1981.
Para el mundial de España 1982 la novedad era que se tendrían seis grupos de cuatro equipos y lo mejor del caso es que le habían asignado a la CONCACAF (que es la Confederación a la que pertenece nuestro país en temas de mundiales de fútbol) dos lugares. Con esa aparente ventaja había mucha confianza en que nuestra selección habría de participar en el campeonato español. El torneo premundialista se llevó a cabo en Honduras.
Otro antecedente interesante.
En 1969 hubo un breve conflicto armado (cuatro días) entre El Salvador y Honduras. Como por esas fechas se había llevado a cabo la eliminatoria entre los equipos de ambas naciones para participar en el mundial de México 1970, hubo quien llamó a este episodio “la guerra del fútbol”, aunque todo parece indicar que lo que realmente pasó fue que los gobiernos de ambas naciones, al ser incapaces de solucionar los conflictos políticos internos que les aquejaban, habían alentado el odio xenófobo entre sus habitantes lo que desembocó en actividad bélica.
Bueno, pues con todo y eso, cuando llegó el partido entre los equipos mexicano y salvadoreño, el público en mayor medida apoyaba a la selección de El Salvador.
Al parecer, en ese entonces la animadversión de los hondureños hacia los mexicanos era mayor que el odio a los salvadoreños. Al final, la selección de México sufrió una inesperada derrota de uno a cero. Y al igual que había sucedido en Haití ocho años antes, no fue este resultado lo que marcó la eliminación, sino el no haber podido ganarle a Haití (1-1), a Canadá (1-1) ni a Honduras (0-0). La selección nacional ocupó un tercer puesto que lo privó de ir a España.
Y vamos que 1981 había sido un buen año en general para el deporte nacional con las destacadas actuaciones de Sal Sánchez en agosto y Fernando Valenzuela (sobre todo con su victoria ante los Yankees en la serie mundial), de modo que este tropiezo vivo a darle un agrio final.
En otros temas, ese año había estado salpicado de eventos desafortunados. El Papa Juan Pablo II y el presidente de los Estados Unidos habían sufrido sendos atentados y más tarde el presidente egipcio Anwar el-Sadat perdió la vida en otro evento de la misma naturaleza. Y en nuestro país, en agosto el presidente López Portillo pronunció aquella famosa frase de que defendería el peso como un perro ante un inesperado retroceso en los precios internacionales del petróleo.
En 1982, Colombia anunció que renunciaba a la organización del mundial de 1986, de modo que México asumió el lugar y se ahorró la eliminatoria. Al ser país sede calificó de manera automática.
Para el mundial de Italia 1990, a México se le suspendió su participación debido a la alineación indebida de algunos jugadores en un torneo con límite de edad. Pero a partir de allí, nuestra selección ha logrado una serie de participaciones hasta cierto punto bastante envidiable, accediendo a la segunda ronda desde el mundial de Estados Unidos hasta el más reciente de Rusia en 2018. De hecho, no creo que sean muchas las selecciones que puedan presumir una situación similar.
Además, solamente como punto a resaltar, en 2014 (aquel mundial del que estuvo a breves minutos de ser eliminado en el hexagonal y para el que tuvo que disputar un repechaje ante Nueva Zelanda) el equipo mexicano derrotó al representativo de Croacia que sería subcampeón en 2018. Y no solamente eso, sino que en 2018 derrotó al flamante campeón de Brasil 2014: Alemania. De cierto modo, me queda la sensación de que nuestra selección se ajusta al nivel de juego del rival en turno en lugar de mantener una constante.
Con todo lo antes mencionado, sigo confiando (sin ser experto ni mucho menos) en que nuestro representativo logre asegurar (de una u otra manera) su participación en el próximo mundial, programado para dentro de un poco más de un año en Catar.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana.