Amables lectores, tengan ustedes un buen día

Por: Óscar Rodríguez

Amables lectores, tengan ustedes un buen día.

A principios de este mes, hubo una reunión en Dealey Plaza de la ciudad de Dallas, Texas por parte de un grupo de personas que esperaban el regreso de John F. Kennedy Jr., quien falleció en un accidente aéreo en 1999. Según se reportó en diversas fuentes de noticias, un influenciador bastante popular en las redes sociales afirmó que se habría de llevar a cabo la instalación del anterior presidente de los Estados Unidos, Donald Trump como el auténtico triunfador de las elecciones de noviembre de 2020.

De acuerdo a la misma fuente, el presidente Trump habría de nombrar a Kennedy Jr. como su vicepresidente para de inmediato renunciar, de modo que el hijo del asesinado John F. Kennedy se convertiría en el nuevo presidente.

Como la reaparición no se dio en el tiempo y forma previamente anunciados, hubo una adecuación: la presentación tendría lugar durante el concierto que ofreció en la ciudad el grupo británico Rolling Stones. Entre la multitud de seguidores que acudieron al mencionado evento, hubo una mujer quien afirmó haber visto a Robin Williams camino al estadio Cotton Bowl. Algunas otras personas allí reunidas aguardaban también las presencias de Kobe Bryant, Tupac Amaru y Richard Pryor.

“No es algo gracioso”, afirmó el senador demócrata Chris Murphy. Hay otras reacciones que subrayan que se trata de una “señal extremadamente preocupante de cómo el debate político se ha distanciado por completo de la verdad”.

Hace ya varios meses, en este mismo espacio me referí a la tribu Aymara (Aimara, según algunas personas), quienes habitan en Sudamérica desde las orillas del lago Titicaca hasta el norte de Chile y Argentina. Este grupo tiene algunas particularidades, entre ellas: la forma de referirse al tiempo de manera espacial (señalan el futuro hacia atrás y el pasado hacia el frente) y una forma verbal específica para referirse a un hecho si es que el hablante ha sido testigo. Siendo así las cosas, me imagino que las personas que hablan esta lengua al momento de tocar los temas de las leyendas urbanas no necesitan enfatizar el hecho de que se trata de rumores.

Como la inmensa mayoría del resto de los idiomas carecen de esta característica para diferenciar cuando un hecho ha sido constatado de cuando “me lo dijeron” y dado que en la actualidad vivimos expuestos a un auténtico bombardeo de todo tipo de afirmaciones, la labor de verificación muchas veces termina obviándose, con lo que la “desinformación” crece.

Y esto no es nuevo. Desde hace muchos años, me ha tocado escuchar que en la película “Casablanca” el personaje interpretado por Ingrid Bergman le pide al pianista del bar “Play it again, Sam”. Estrictamente no son esas las palabras que pronuncia. Lo mismo aplica para la repetida frase “Elemental, mi querido Watson…”. Al parecer, en ninguno de los textos de Arthur Conan Doyle está así escrito, sino que fue a partir de alguna adaptación a la pantalla lo que terminó popularizando esa frase.

El Quijote es otro de los personajes que se han visto involucrados en este tipo de falsas afirmaciones. Varias veces me ha tocado escuchar que “Si los perros ladran es porque vamos avanzando” o alguna frase muy parecida a la anterior siendo atribuida al personaje de La Mancha. Sin embargo ninguna parte de la novela de Miguel de Cervantes contiene ese fragmento. Todo parece indicar que se trata de un poema llamado “Kläffer” escrito por Johann Wolfgang von Goethe.

Hace muchos años, en la ciudad de Frontera, específicamente en la calle que en ese tiempo se llamaba Internacional y que ahora es la Francisco I. Madero, había una carnicería de barrio en la que detrás del enorme refrigerador tenían colgado un cuadro bastante singular. Aparecía un equipo de futbol soccer a cuyos jugadores les había sido sustituida la cara por personajes de la actualidad internacional de la época. El papa Pablo VI, Fidel Castro, Richard Nixon y Mao Tsé Tung entre otros personajes, aparecían en una imagen con tan deficiente calidad en el tema de efectos especiales que se notaba a todas luces que era falsa.

Pero las cosas han cambiado. He visto videos que parecen genuinos pero cuyos temas están tan fuera de lugar que de inmediato se deduce su falsedad.

Hace unos años tuve la oportunidad de tomar un curso en el que el expositor platicó una historia de un cliente que presentó una queja ante una empresa armadora de autos. Según la leyenda urbana, el consumidor manifestaba que su automóvil fallaba para arrancar dependiendo del sabor del helado que compraba cotidianamente. Tan extraña pareció la queja que no faltó el valiente que quiso comprobarla.

Al visitar al quejoso, el ingeniero notó que cierto sabor de helado estaba justo en el mostrador mientras que el otro se encontraba a considerable distancia. Como el tiempo en volver al coche variaba, en un caso el motor no llegaba a enfriarse del todo y se acumulaban vapores de combustible en los cilindros. Era debido a esto que el coche fallaba para arrancar de nuevo. Y aunque la moraleja de la historia es bastante recomendable en el sentido de poner atención a cualquier tipo de quejas de los clientes, todo parece indicar que la historia es falsa. No hay magia.

No pude evitar recordar las palabras del director de la secundaria, Felipe Ruiz quien alguna vez me regañó diciendo “A los que hacen magia les llaman magos… y a los que se dejan hacerla les dicen majes…”

Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.

Que tengan ustedes una excelente semana.

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