Charles Lindbergh
Por: Oscar Rodriguez
Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
Está programado que el próximo 29 de junio sea la primera vez en la que el número de vuelos diarios sobre el Océano Atlántico supere la cifra de los 600. Nada mal considerando que la primera vez que se rebasó el medio millar fue en julio de 2016 y la fuerte afectación debida a la pandemia sobre todo en los años 2020 y 2021. Según se ha informado en redes las líneas aéreas que participarán en mayor medida para alcanzar esa cantidad serán: United con 96, Delta con 93, American 66, British Airways 50, Lufthansa 34 y Air France 30.
En alguna conversación que tuve con unos amigos hace varias décadas en la que tocamos este tema, uno de los participantes comentó que cada día eran alrededor de 300 los vuelos sobre este océano y cada uno de ellos llevaba alrededor de 300 pasajeros. Entonces tenemos que 3 por 3, nueve… con cuatro ceros… listo… alrededor de 90,000 personas cruzaban a diario el atlántico. Pero como la cifra de vuelos se ha duplicado el número de pasajeros debe haberse incrementado en la misma proporción si es que la capacidad de los aviones se ha mantenido constante. Así que en la actualidad el número de personas transportadas debe andar alrededor de 180,000 al día.
La primera vez que el público tuvo acceso al transporte aéreo a bordo de aviones comerciales de reacción fue en octubre de 1958 cuando la BOAC (British Overseas Airways Corporation) inauguró los vuelos sobre el Atlántico Norte con aviones de Havilland Comet 4, ganándole por solamente 22 días a la oferta de Pan Am que utilizaba en sus vuelos aparatos Boeing 707. Así que este servicio apenas supera los 65 años de antigüedad.
Pero el primer vuelo sin escalas en solitario fue un logro del aviador norteamericano Charles Lindbergh quien en 1927 cubrió la distancia entre Nueva York y París en un tiempo de 33 horas y media a bordo de un monoplano de un solo motor Ryan NYP llamado “Spirit of St. Louis”. El viaje inició en Long Island el 20 de mayo y culminó en el aeropuerto de Le Bourget, cerca de París. Con este histórico vuelo, Lindbergh se hizo acreedor al premio Orteig que consistía en $25,000 dólares de la época (unos $355,000 dólares de 2017) al primer aviador que lograra un viaje entre Nueva York y París en cualquiera de sus sentidos.
Lindbergh había nacido en Detroit, Michigan en 1902 dentro de una familia de inmigrantes suecos. En 1924 comenzó a entrenar dentro del cuerpo aéreo del ejército. Luego de su hazaña tuvo una serie de reconocimientos en varios países. Por cierto que fue en su visita a México en donde conoció a su futura esposa, Anne, hija del embajador norteamericano en nuestro país Dwight Morrow.
En 1932 ocurrió el secuestro de su hijo (bebé de veinte meses) Charles Lindbergh Jr.. El reconocido criminal Al Capone (quien estaba encarcelado en Chicago en ese tiempo) ofreció una recompensa y trató de que lo liberaran temporalmente con el objetivo de rescatar al niño ofreciendo dejar a su hermano menor en garantía en prisión, pero su solicitud no fue atendida. Por cierto, la recomendabilísima película “Murder on the Orient Express” de 1974 se basa en una novela original de Agatha Christie y tiene una cierta liga con estos hechos. En la vida real Bruno Richard Hauptmann fue encontrado culpable y ejecutado en 1936 aunque siempre se declaró inocente.
En 1935 Lindbergh y su familia se trasladaron a Europa en donde el aviador pudo observar el funcionamiento de las fuerzas aéreas de varios países. Al regresar a los Estados Unidos en 1939, recorrió el país dando conferencias en contra de la guerra. Un detalle importante: se declaró partidario de Adolf Hitler (de quien incluso había llegado a recibir condecoraciones personalmente). En 1974 Charles Lindbergh falleció en Hawaii.
Han pasado más de noventa años y ahora aparece la señora Lise Pearlman quien es juez retirada además de escritora y que ha desarrollado una nueva teoría acerca del caso y apunta directamente a Charles Lindbergh. “El hombre equivocado fue ejecutado y mi esperanza es que Hauptmann será póstumamente exonerado,” dijo Pearlman al periódico San Francisco Chronicle.
La teoría de Pearlman va en el sentido de que Lindbergh (seguidor de la Eugenesia, no olvidemos su simpatía por Hitler) expuso al bebé a operaciones que le provocaron la muerte. El secuestro y la petición de rescate serían entonces una pantalla para cubrir el fallecimiento del niño.
Hay una película llamada “Sacco y Vanzetti” realizada en 1971 y basada en hechos reales ocurridos en la década de los años 20’s del siglo pasado. En ella, un par de inmigrantes italianos son condenados a muerte luego de un juicio notoriamente injusto. La señora Pearlman opina que algo así sucedió con Hauptmann.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana.