Por: Óscar Rodríguez
De Shakespeare a Rachmaninoff
Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
Hace unas semanas se estrenó una nueva versión de la película “West Side Story”. La cinta del mismo nombre producida a principios de la década de los años 60’s del siglo pasado ganó diez de las once nominaciones a premios Óscar que tuvo.
Siempre he tenido la impresión de que los ganadores de los premios Óscar, así como los ganadores del Superbowl o de los juegos olímpicos tienen algo de circunstancial. Por ejemplo, Dan Marino fue un extraordinario quarterback del equipo de Miami de la Liga Nacional de Football (NFL) y nunca pudo obtener un trofeo “Vince Lombardi” que es como le llaman al premio entregado al equipo ganador del juego de campeonato.
La temporada que habría de terminar con la disputa del Superbowl XIX a principios de 1985, Marino había impresionado a gran parte de la afición al fútbol americano por sus logros a tan temprana edad. Era apenas su segunda temporada en la liga y fue la única ocasión en su brillante carrera en la que pudo superar las cinco mil yardas por la vía aérea. Desafortunadamente para él, en el juego final de ese año se enfrentó a los 49’ers de San Francisco y terminó derrotado. Recuerdo que uno de los cronistas de aquel partido comentó algo así como “pero no tengo duda de que algún día Marino logrará conquistar este trofeo”. Tal vez éramos muchos los espectadores quienes estábamos de acuerdo con esta afirmación, pero esto nunca sucedió.
En cambio, Trent Dilfer nunca demostró tanto talento ni tuvo números tan sobresalientes como los de Dan Marino y sin embargo ganó el Superbowl XXXV.
Algo similar puede suceder con ciertas películas. Hay años en los que coinciden varias cintas de gran calidad y se reparten los premios o bien, una de las producciones obtiene muy pocos reconocimientos pero queda la sensación de que de haberse presentado en otra ocasión hubiera sido la gran triunfadora.
Volviendo a “West Side Story”. Nombrada en Latinoamérica como “Amor sin barreras” es una adaptación de la historia de “Romeo y Julieta” de William Shakespeare, pero ambientada en el barrio del oeste de la ciudad de Nueva York de mediados del siglo pasado. Los Montesco y los Capuleto son ahora las pandillas de diferentes orígenes étnicos: los caucásicos (“Jets”) y los portorriqueños (“Sharks”) que dificultan la relación entre María y Tony. A lo largo de la cinta son interpretadas una serie de melodías, algunas de las cuales han destacado en la popularidad tales como “Tonight”, “América”, “María” y “Somewhere”.
La versión de 1961, fue protagonizada por Natalie Wood (María), la talentosísima Rita Moreno (Anita), Russ Tamblyn (Riff), George Chakiris (Bernardo) y Richard Beymer (Tony). Moreno y Chakiris obtuvieron los premios Óscar por sus actuaciones en papeles de soporte. Por cierto, Rita Moreno fue una de las primeras personas que resultó ganadora de premios Óscar, Grammy, Emmy y Tony y además tiene su participación en la nueva versión para lo cual el personaje de “Doc” ha sido reemplazado por el de “Valentina”.
La carta fuerte de presentación de la nueva versión es el director: Steven Splielberg. Habiéndose iniciado en la dirección de episodios de “Galería nocturna”, “Marcus Welby” y “Columbo”, entre otras series de televisión, recibió la oportunidad de dirigir para la pantalla grande “Tiburón” (“Jaws”) a mediados de la década de los 70’s del siglo pasado. A este éxito le siguió “Encuentros cercanos del tercer tipo” y colaboró con George Lucas en la primera película de la franquicia de Indiana Jones: “Los cazadores del arca perdida”. Continuó con otras cintas (ya fuera como director o como productor) tales como “E.T., el extraterrestre”, la trilogía de “Regreso al futuro” y “La lista de Schindler” entre otros éxitos. Y ahora retoma un éxito de otra época para darle un nuevo impulso. ¿Qué puede salir mal?
La ventaja es que Shakespeare da para eso y más. No por nada es que en el Libro Guinness de los Récords Mundiales aparece una lista de más de cuatrocientas películas o versiones para televisión de sus obras. Desde adaptaciones como la de “El Planeta Prohibido”, que es “La tempestad” llevada a un remoto sistema planetario o “El Rey León” que es la historia de “Hamlet” en dibujos animados, hasta versiones más fieles a los originales como “La fierecilla domada” con Elizabeth Taylor y Richard Burton hay mucho material… Y del dominio público.
Y a propósito. En estos días apareció la noticia de que los derechos de la Compañía Disney sobre los personajes de “Winnie the Pooh” (creados originalmente por Alan Alexander Milne en 1926) han caducado. Habrá qué ver si de alguna manera la empresa mantiene los derechos ya que este osito y sus amigos son algunos de sus personajes más populares.
Porque tenemos antecedentes como el del compositor y cantante norteamericano Eric Carmen, quien en su canción “All by myself” de 1975 incluyó un fragmento del Segundo Concierto para Piano en Do Menor, Opus 18 de Sergei Rachmaninoff.
Efectivamente, la música de este compositor ruso era del dominio público en los Estados Unidos, pero los derechos estaban todavía protegidos en los demás países. Así que Carmen tuvo que llegar a un acuerdo con los herederos de Rachmaninoff a quienes compensó con el doce por ciento de las regalías de las canciones “All by myself” y “Never gonna fall in love again” que estaba basada en el tercer movimiento de su Segunda Sinfonía.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana.