Falsedades y falsificaciones
Por: Oscar Rodriguez
Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
La palabra “falso” viene del latín “falsus” que es el participio del verbo “fallere” (engañar). De allí se derivan palabras como fallar, falta, falencia, falacia, fallecer e infalible.
Hace poco más de medio siglo se publicó un libro que fue objeto de críticas tanto elogiosas como demoledoras. Se trata de “El retorno de los brujos” de Louis Pauwels y Jacques Bergier. Es un escrito que trata entre otros temas del esoterismo y su conexión con el nazismo, los fenómenos parapsicológicos y las civilizaciones desaparecidas.
En otro libro del mencionado Bergier hace referencia al caso de “El hombre de Taured”. Se trata de una leyenda urbana acerca de un viajero que apareció en el aeropuerto internacional Haneda de Tokio en julio de 1950 (aunque otras fuentes señalan que fue en 1954). Según se narra, un hombre caucásico con barba que hablaba principalmente francés aunque también otros idiomas, mostró su documentación para ingresar a Japón. Pero su pasaporte indicaba que era un ciudadano de un país llamado Taured. Como los funcionarios del aeropuerto no reconocían el nombre del país indicado mostraron al viajero un mapa a fin de que indicara la ubicación. El viajero señaló la región limítrofe entre España y Francia, aproximadamente por donde se encuentra el principado de Andorra.
Surgió la discusión entre los empleados del aeropuerto y el viajero acerca del misterioso Taured y como resultado de esto, el hombre fue detenido y trasladado a un hotel en donde habría de pernoctar. Se asignaron dos guardias para evitar que se escapara, sin embargo a la mañana siguiente se dieron cuenta de que el hombre había desaparecido junto con su equipaje y su documentación.
Como la habitación estaba en lo alto de un edificio de varias plantas y carecía de balcón, no había una explicación para la repentina desaparición, lo que derivó en la aparición de historias demasiado forzadas como la de que el hombre de Taured atravesó una dimensión paralela y simplemente regresó a su lugar de origen.
Según otra fuente de internet, fue en octubre de 1959 cuando un hombre registrado como John Allen Kuchar Zegrus de 36 años de edad ingresó a Japón junto con su esposa de nacionalidad coreana. Meses después fue arrestado al intentar cobrar un par de cheques bajo la sospecha de fraude de identidad. Durante el interrogatorio Zegrus contó la increíble historia de su vida que incluía haber participado en la Segunda Guerra Mundial como piloto de la Royal Air Force, haber caído prisionero de los alemanes, haber vivido en Latinoamérica, haber sido espía norteamericano en Corea, haber sido piloto en Tailandia y Vietnam y ahora participar en una misión secreta para reclutar voluntarios japoneses para llevarlos a la República Árabe Unida.
Las autoridades japonesas determinaron que la información aportada por Zegrus así como su pasaporte eran falsos y que los sellos aparecidos en éste documento habían sido fabricados por él mismo. En agosto de 1960 el viajero fue condenado a un año de prisión y una vez cumplido el plazo fue deportado a Hong Kong. Su esposa fue deportada a Corea.
Poco tiempo después un periódico de la Columbia Británica publicó la historia con algunas licencias literarias y así fue como surgió la leyenda urbana con explicaciones fantásticas que se popularizaron al cabo de algunas décadas con el surgimiento de internet y las redes sociales.
Pero si Zegrus era un buen falsificador (como lo demuestran los documentos que presentó al ingresar al país del sol naciente), en México tuvimos a Isidro Alvarado Reyes quien en 1965 fue detenido en el estado de Guerrero al intentar cambiar un billete de mil pesos que en realidad era uno de veinte pesos que él mismo alteró utilizando objetos rudimentarios como puntas de maguey y tintas comerciales. Llevar a cabo la transformación de un billete le tomaba al señor Alvarado entre siete y diez días. Para 1970 el sistema bancario había detectado únicamente siete piezas alteradas, las cuales son ahora consideradas pequeñas obras de arte.
Sin caer en el terreno de las falsificaciones, al menos en el de las falsedades está el tecladista del grupo británico Radiohead, Jonny Greenwood quien en una entrevista reveló: “La banda de Thom tenía un tecladista, con quien creo que no se llevaban bien porque su instrumento sonaba muy fuerte. Entonces, cuando tuve la oportunidad de tocar con ellos, lo primero que hice fue asegurarme de que mi teclado estuviera apagado… Debí haber hecho meses de ensayos con ellos con este teclado, y no sabían que siempre estaba apagado… Me iba a casa por la noche y averiguaba cómo tocar los acordes y con cautela durante los próximos meses, fui subiéndole el volumen al teclado. Y así fue como comencé con Radiohead”.
Otro ejemplo de falsedad (que ha sido tomado como una inteligente broma) fue cuando en 2009 en el canal italiano de televisión “Rai 2” obligaron a la banda “Muse” a realizar “playback” durante su presentación. El vocalista principal del grupo Matthew Bellamy intercambió su lugar con el baterista Dominic Howard y ni siquiera fingía llevar el ritmo.
Diversos grupos musicales han llevado a cabo actuaciones similares. En una presentación de Oasis en la BBC también hubo un cambio de roles entre los integrantes de la banda. El grupo Iron Maiden dejaron de fingir que tocaban durante una presentación en la televisión alemana mientras Bruce Dickinson se paseaba con la guitarra que le arrebató a Dave Murray.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana.