Hace medio siglo
Por: Oscar Rodriguez
Amables lectores, tengan ustedes un buen día.
El pasado jueves 7 se cumplieron 82 años del ataque llevado a cabo por el ejército japonés contra la base naval estadounidense de Pearl Harbor. Al día siguiente, viernes 8 se cumplieron 43 años del asesinato de John Lennon ocurrido en la ciudad de Nueva York a manos de Mark Chapman. Como ninguno de los dos acontecimientos me atrajo lo suficiente como para ser el tema de la semana preferí buscar algo menos violento y fue así como llegué a 1973.
Por estas fechas de aquel año ocurrieron un par de acontecimientos poco comunes: la aparición de un cometa (llamado Kohoutek en honor a su descubridor, el astrónomo checo Lubos Kohoutek) que se anunciaba como uno de los fenómenos celestes más impresionantes del siglo XX y la eliminación del equipo mexicano de su participación en el mundial que se llevaría a cabo en la República Federal Alemana (también conocida como Alemania Occidental) en 1974.
Respecto al primero de los eventos mencionados, el cometa fue descubierto en marzo de 1973 y se pronosticaba que para finales de año sería todo un espectáculo celeste. Desafortunadamente no ocurrió así. Isaac Asimov relata la desilusión debido muy probablemente a que el núcleo del cometa no era tan rico en elementos volátiles y por eso no tuvo el brillo que se esperaba. Además, cerca de la navidad de ese año se organizó un crucero en el trasatlántico “Queen Elizabeth II” para observar el cometa desde latitudes más propicias pero el tiempo fue pésimo.
Uno de los mejores lugares para ver el fenómeno fue el observatorio La Silla en Chile, pero el ambiente que se vivía en los meses previos al golpe de Estado que llevaría a cabo el general Augusto Pinochet hacía más complicada la labor científica.
Y a propósito de manos duras en el poder, por esas fechas el presidente vitalicio de Haití era Jean-Claude Duvalier (también conocido como “Baby Doc”) quien gobernaba su país desde 1971 cuando se convirtió en el jefe de Estado más joven del mundo con tan solo 19 años.
Como muchos otros gobernantes, Duvalier estaba interesado en darle felicidad a su pueblo y una de sus herramientas para lograr ese objetivo se presentó cuando Haití fue designado el país anfitrión del torneo premundialista rumbo a la copa del mundo de Alemania Occidental.
El hexagonal final de la CONCACAF se llevó a cabo del 29 de noviembre al 18 de diciembre. Todos los partidos se disputaron en las instalaciones del estadio Sylvio Cator (con una capacidad de 23,000 espectadores) de Puerto Príncipe. La selección mexicana había calificado a este torneo gracias a cuatro victorias obtenidas en una eliminatoria triangular previa ante Canadá y los Estados Unidos.
Pero esta vez las cosas no marcharon igual. Los primeros dos partidos fueron empates (a cero ante Guatemala y a uno ante Honduras). En cambio, Haití había obtenido un par de victorias: 3-0 ante las Antillas Neerlandesas y 2-1 sobre Trinidad Tobago. En este último partido al equipo trinitario le anularon ¡cuatro goles! (algunas fuentes mencionan que fueron cinco) y tanto el árbitro salvadoreño como su asistente canadiense fueron suspendidos de por vida por la FIFA.
En el tercer partido Haití derrotó a Honduras 1-0 mientras que México pasó por encima de las Antillas Neerlandesas por 8-0. En puntos, Haití acumulaba 6 mientras que nuestro país solamente llegaba a cuatro. Y de pronto, lo inesperado. El cuarto partido. El 14 de diciembre Trinidad Tobago le ganó a México por 4-0. Un día antes Haití había derrotado a Guatemala por 2-1. México quedaba con cuatro puntos mientras que los anfitriones llegaban a ocho con tan solo un partido por disputar. Inalcanzables. Haití estaba en Alemania Occidental.
Se ha mencionado que un día antes del partido ante Trinidad y Tobago los jugadores mexicanos visitaron las instalaciones de la Societé du Rhum Barbancourt en donde fueron tratados “a cuerpo de rey” lo cual trajo como consecuencia una baja en su rendimiento en la cancha. También se han contado historias de malestares, lesiones y accidentes inexplicables como el que sufrió el portero titular del equipo, Ignacio Calderón quien se lastimó la mano con vidrios de una botella de refresco que explotó al momento de abrirla. Este tipo de incidentes y la hostilidad demostrada por el público haitiano afectaron sin duda el ánimo del equipo mexicano.
Al final de cuentas al equipo representante de nuestra región en el mundial de 1974 le tocó un grupo bastante complicado. Y es que como en ese tiempo los mundiales eran de dieciséis equipos no había muchas posibilidades de un grupo cómodo. En este caso, a Haití le tocó disputar sus tres partidos (sendas derrotas) contra auténticas potencias: Italia (1-3), Polonia (0-7) y Argentina (1-4). Si nuestro equipo no pudo derrotar ni a Guatemala, tal vez fue mejor no haber asistido al mundial por esa ocasión.
Me quedan algunas otras cosas que quisiera comentarles, pero eso será la próxima vez.
Que tengan ustedes una excelente semana.