Por: Marcos Durán Flores
Nacionalismo inglés
Hoy se cumplen dos años de la puesta en marcha de esa decisión de los británicos cuando decidieron abandonar la Unión Europea, el Brexit le llamaron. Irónicamente la idea de la Unión Europea, fue construir la solución para enterrar los impulsos atávicos nacionalistas del siglo 20. Ese nacionalismo que llevó a Gavrilo Princip a asesinar al archiduque Francisco Fernando y al estallido de la Primera Guerra Mundial.
El mismo nacionalismo de la Guerra Civil Española y que perduró hasta la muerte de Franco. El que enarboló Hitler que difundía sus ideas con campañas y discursos de odio la Alemania que debería ser, la forma en que estaba destinada a ser, sin comunistas, judíos, y cualquier otro enemigo que se interpusiera en su camino. El resultado, la Segunda Guerra Mundial.
El nacionalismo en la lucha por la independencia de Vietnam, bajo el liderazgo de Ho Chi Minh. El mismo nacionalismo impulsado por Slobodan Milosevic, el serbio que se encargó de disolver con su pensamiento enfermizo a Yugoslavia y que impulsó a matarse a todos contra todos de una forma tan sistemática que quienes antes fueron pueblos hermanos se dividieron, como fue en el caso de Bosnia-Herzegovina, Serbia, Croacia, Eslovenia, Macedonia y Albania, y además todos a favor y en contra de los musulmanes.
Y es que el nacionalismo tiene muy poco de racional y más bien promueve un sentimiento de superioridad de raza. Esta política fue muy bien aprovechada por dictadores que apelaban al genio de los pueblos y a la sensación de que solos podían más y mejor. De que su cultura o raza es superior a otra y por lo tanto los otros son inferiores.
Y sí, fue el rechazo a ese nacionalismo el que impulsó la creación de la Unión Europea que inició como un mercado común europeo, creció hasta adoptar una moneda única –no en Inglaterra– hasta avanzar en la integración en materia de justicia asuntos del interior, política macroeconómica y migración.
Pero hace dos años todo acabó. De nuevo un nacionalismo exacerbado tiene hoy fuera a Gran Bretaña de la Unión Europea en ese deseo engorroso que significaba que todo un continente avanzara hacia la igualdad y con eso la paz futura.
Hoy, no podemos negar que el nacionalismo está ganando la batalla de la opinión pública. La crisis económica, el miedo a la inmigración y un sentido más general de que ellos deciden muy poco en su vida diaria y que todo se decidía entre todos los países de la Unión, además de un sentimiento de superioridad y de que esa Unión los estaba afectando en lugar de beneficiando, fue el alimento de los ingleses para finalmente decidir dejar esta Unión que, como tal, ha recibido su primera y muy sensible baja.
Pero más allá de eso, existe la sensación del resurgimiento de estos movimientos nacionalistas en gran parte de Europa, empujados por una sensación de desesperación y frustración de adultos que han perdido su empleo y jóvenes que se sienten sin oportunidades y quienes provocan el recrudecimiento del nacionalismo, por eso preocupa que unamplio sector de la población este decepcionada de la democracia y ven en el populismo una opción viable.
El populismo y el nacionalismo son dos caras de una misma moneda, y las guerras y crisis económicas del pasado están ahí como una muestra de lo que esa opción significa. El Premio Nobel de Literatura, Albert Camus, lo denunciaba en su obra “Cartas a un Amigo Alemán”, un libro del año 1943 en donde dice: “Amo demasiado a mi país para ser nacionalista”.
Posdata. Hoy se cumple un mes de la llegada de José María Fraustro al gobierno municipal de Saltillo. Del liderazgo y dinamismo que muchos reconocieron en el gobierno anterior queda poco. Los “grandes logros” de estos primeros días, van desde la construcción de unos topes vehículares en el Bulevar Emilio Arizpe al sur de la ciudad, hasta hacer tres horas de filas para pagar el predial y que eso fuera la gran acción del día, en una agenda que empieza tarde y termina temprano. Se empieza a hablar de extrañas y externas intromisiones en decisiones fundamentales de su gobierno. Un Chema experimentado ginierna tomando decisiones con temperamento de fuego pero con la frialdad en su cabeza. El frío y calor mezclados en un equilibrio térmico que solo puede dar un solo resultado: Tibio.
@marcosduranf