La alegría se consigue dependiendo en gran parte de las circunstancias y situaciones que uno vive con su entorno, con sus familiares, amigos en una vida diaria.
La alegría siempre será un estado de ánimo que muestra satisfacción y genera energía, una emoción positiva de bienestar que se caracteriza por elevar las actitudes y comportamientos de los individuos, mostrándose siempre motivadas para conquistar o adquirir cualquier objetivo en la vida, una emoción que es indispensable educar desde temprana edad en los niños.
Parte de la alegría proviene de factores genéticos, emociones y por aprendizaje.
La alegría se consigue dependiendo en gran parte de las circunstancias y situaciones que uno vive con su entorno, con sus familiares, amigos en una vida diaria.
La alegría es un valor, un estado de bienestar que los educadores y padres de familia debemos enseñar y ejercitar con nuestros hijos. Educar en la felicidad siempre será motivante en el desarrollo de cada niño.
Uno de los principales aspectos que se deben de tener en consideración para crecer y desarrollar juntos ese valor es iniciar con la aceptación de la vida y amor por uno mismo.
Un niño es feliz cuando tiene una familia que le quiere, que le cuida, que se preocupa por El.
Es muy importante que los niños vivan en un ambiente sano, tranquilo, seguro, en el que se sientan protegidos y amados.
Educar día a día este valor será necesario empezar con el mejor ejemplo, ser feliz dependerá al mismo tiempo de otros valores como la bondad, generosidad y amabilidad.
La motivación diaria aumentara su ánimo por realizar las cosas con alegría y entusiasmo logrando así crecer con una autoestima alta donde el niño se sienta seguro de sí mismo, animándolos al mismo tiempo a ser independientes y valerse por sí mismos.
Expresar ideas y comentarios positivos enseñara al niño a crecer en un ambiente positivo y agradable de pensamientos, lo cual le dará la seguridad y potenciara su control mental y estado emocional.
Educar el valor de la alegría traerá siempre grandes recompensas en nuestro entorno familiar.
La alegría enriquecerá nuestras vidas contagiando al mismo tiempo a quien nos rodea.
Para potenciar la alegría en los niños podemos apoyarlos de la siguiente manera:
Mostrar amabilidad, niños amables experimentan más satisfacción y alegría, son más generosos y agradables.
Ser positivos, los niños rodeados de un entorno positivo muestran mayor seguridad y control mental.
Siempre dar las gracias, la gratitud favorece la sensibilidad y el valor por lo que tienen a su entorno.
Respetar a los niños sin etiquetarlos, mostrar respeto ante cualquier situación con humildad y alegría.
Estimular a los niños para conseguir sus objetivos y saber exteriorizar sus grandes dones.
Estimular la independencia de los niños, potenciará su autoestima, su seguridad y la confianza en sí mismos.
La alegría la iremos construyendo todos juntos con nuestras actitudes positivas y acciones llenas de entusiasmo, así los niños crecerán en un ambiente saludable y lleno de confianza.
“Educar en valores será siempre las raíces fundamentales en el desarrollo de nuestros niños.”