Por: Alejandro Moreno
México es el resultado de las alianzas y de los acuerdos entre los contrarios.
En los momentos que parecía languidecer irremediablemente la lucha iniciada aquella madrugada del 16 de septiembre de 1810 por Miguel Hidalgo, la visión y la capacidad del general Vicente Guerrero permitió no sólo mantener la antorcha encendida, sino conducirla a la victoria.
Y es que el proceso de independencia atravesó por diversos momentos, intensidades y liderazgos a lo largo de once años, que lo fueron nutriendo de diversas ideas y principios, pero también de medios.
En ese sentido, el mexicano sin el cual no podríamos entender el éxito de la lucha independentista es José María Morelos y Pavón quien, a diferencia de Miguel Hidalgo, dotó de ideología, plan y ruta a la lucha armada.
Los ilustrísimos “Sentimientos de la Nación” pronunciados por Morelos en 1813 y la primera Constitución redactada por el Constituyente de Apatzingán en 1814, demostraron que México contaba con la capacidad para organizarse, ponerse de acuerdo y gobernarse a sí mismo.
Principios como el republicanismo, democracia e igualdad surgieron, entre muchos otros, desde el fulgor de la batalla y con el más noble sentimiento de libertad.
Por su parte, el realista Agustín de Iturbide entendió las circunstancias en las que se encontraba la Nueva España y, tras infructuosos intentos por aprehender a Vicente Guerrero, cambió de estrategia y dio lugar a los acuerdos.
Fue con el Plan de Iguala y los Tratados de Córdova que se pudo llegar a la firma, el 28 de septiembre de 1821, del Acta de Independencia del Imperio Mexicano, iniciando con ella el azaroso andar de la nueva Nación independiente.
Es así como no podemos olvidar que es por medio de una gran alianza política que surge el Estado mexicano. Hecho que las y los mexicanos conmemoraremos el próximo martes, 28 de septiembre, trabajando intensamente por seguir alcanzando los anhelos que nuestros predecesores vislumbraron hace 211 años y en los que mucho hemos avanzado, pero que falta mucho por hacer.
Y para ello, el PRI seguirá apostando a la negociación y los grandes acuerdos, no a la cerrazón ni las injusticias.