Por: Alejandro Moreno
El 6 de marzo de 1994 Luis Donaldo Colosio pronunció una pieza de oratoria de gran valía al interpretar el sentir de la sociedad mexicana que había cambiado y que exigía lo propio en la tarea de gobierno.
Desde entonces, muchos políticos (priistas y no priistas) han querido emular al originario de Magdalena de Quino sin entender a cabalidad el mensaje que desde el Monumento a la Revolución retumbó ese día por todo el país y que hoy, lamentablemente, es un pendiente que se ha agravado drásticamente.
Con una sociedad empobrecida, enferma y víctima de la inseguridad, el movimiento en el gobierno se ha atrevido a festejarse a sí mismo por el tercer aniversario del inicio de su administración, olvidando que su legitimidad no la conservará con resabios del pasado, sino con las propuestas, acciones y resultados que alcance en el presente. Es evidente que México no tiene nada qué festejar ni qué agradecer a Morena.
Complacencia e inmovilismo son las dos características del movimiento que no ha logrado asumirse como partido gobernante, al solo buscar complacer a un hombre y no mover ni un dedo en favor de México, de su seguridad, de su bienestar y de su salud.
Los males del México de inicios del siglo XX están hoy más vivos que nunca, como lo son la concentración exacerbada del poder y de la toma de decisiones y el monopolio de las reformas legales, lo cual se traduce en abusos, excesos, más pobreza, más corrupción y más sufrimiento para la sociedad mexicana.
La acción de gobierno solo cobra sentido cuando se traduce en mayor bienestar para las familias mexicanas y en el fortalecimiento de la democracia. Por ello reitero: no hay nada qué festejar en México y mucho menos, nada qué agradecer a Morena.
La sed que la sociedad mexicana sufría en los años noventa hoy se ha convertido en deshidratación crónica ante la falta de conciencia social con la que la actual clase gobernante se conduce y cuya visión no llega más allá de la manzana que ocupa Palacio Nacional.
Los indicadores no mienten y son claros: Hoy en México hay más pobreza, más hambre, más inseguridad y más dolor, al tiempo que hay menores oportunidades y un despilfarro evidente de los recursos públicos.
La sociedad mexicana exige justicia social, y aquí está el PRI, para asumir ese reto con firmeza, visión y responsabilidad, consciente que para lograrlo es imprescindible la unidad de las y los mexicanos.
*Presidente Nacional del PRI.