Por: Florencio González Alonzo de León
No todo está dicho en la teoría económica
La ciencia debe de evolucionar, cambiar o al menos eso esperamos
Así como los Neoliberales creen con vehemencia sus supuestos sobre los mercados. Durante todo el siglo XIX mucha doctrina económica estaba basada sobre ideas liberales y sobre todo la absurda Ley Say que era el coloso de Rhodas que sostenía la llama del error.
En aquel entonces como hoy, los ortodoxos de esa época creían que los esbozos de Don David Ricardo y sus herederos más duros Marshall, Edgworth, y el profesor Pigou eran una teoría casi infalible, y práctica, una teoría a la que un vivo de los que nunca faltan la llamó teoría clásica.
En base a ella muchos políticos y capitalistas hallaban un justificante a la desigualdad y la crueldad, que eran un mal necesario e inevitable del progreso.
Así que intentar cambiar en el corto plazo el Statu Quo traería más daños que beneficios.
Y aunque muchos pensarían que Lord Keynes desacredito a esa irrisoria teoría, hubo antes algunos que no de manera magistral como Sir. JMK pero si de forma intuitiva, criticaron la ineficacia a la hora de predicción de los modelos clásicos. Tales como Rev. Malthus, primeramente, y después Karl Marx, Silvio Gesell y el mayor Douglas.
Y es que, aunque hoy parezca muy obvia la equivocación de la Ley Say (La oferta genera su propia demanda). La verdad es que de ser cierta la demanda efectiva en lugar de poseer un valor de equilibrio único, es una escala infinita de valores, todos y cada uno igual de admisibles.
Así como los precopernicos creían que la tierra era plana así los grandes clásico sostenían la teoría sobre la Ley Say, hasta que vino el economista más grande de la historia y con su Demanda Efectiva los discontinuo (Clásicos) de las aulas y de las políticas económicas.
Ellos los clásicos creían en Say como los Neoliberales creen en la escuela Austriaca, Monetarismo y praxeología y su bosquejo del libre mercado y su maravilloso funcionamiento sin regulación. ¡¡Pero no!! No, los mercados tienen fallas, y externalidades.
La demanda y oferta agregada puede y debe ser manipulada en beneficio de la sociedad con la Demanda Efectiva, y aunque si es cierto que la economía a largo plazo se autorregula, no hay por qué dejar que el paciente sufra si hay analgésicos. Nunca olvidemos que a largo plaza todos estaremos muertos.
Para esos fundamentalistas del mercado que no han resuelto la trampa de liquidez entre otros “issues” de su doctrina, están equivocados. Siempre lo han estado, ya no se aferren a un imposible (Pantoja).
Nada más que no se han dado cuenta. Algún día dentro de décadas la escuela austriaca y sus dogmas será tan irrisorios como la Ley Say.
El autor es originario de Ciudad Frontera Coahuila, egresado del Tec de Monterrey, columnista de la revista Contrapunto, es especialista en temas económicos y de política monetaria, así como en el mercado de capitales y derivados.