Imagen de Dios, imagen de amor

Por: Agencia

El hombre, imagen de Dios, es un tema trasversal que cruza toda la teología desde los orígenes mismos del cristianismo. Sin duda que a través de esta categoría teológica se han llegado a comprender mejor muchos misterios en torno a la humanidad y divinidad de Cristo, la Trinidad, etc. Especialmente es a la luz del hombre, imagen de Dios, que podemos responder a la pregunta más importante: ¿Qué es el hombre? Y una vez comprendido esto podremos sacar las consecuencias de cómo le corresponde actuar. “El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado”,nos dice la Gaudium et Spes.

Uno de los principales autores que han desarrollado algunos temas en torno a la antropología teológica ha sido Juan Pablo II. Su interés en la antropología se vio reflejado en numerosas obras filosóficas y teológicas, y dio como fruto también un conjunto de catequesis en torno al tema de la creación y el amor humano dentro del designio divino. Este tema atraviesa todo su pontificado de inicio a fin, dándole una impronta muy personal y original. Son precisamente de estas catequesis, pronunciadas en el marco de las audiencias generales de los miércoles desde 1979 a 1984, donde encontramos una rica aportación de Juan Pablo II al tema de la imagen de Dios en el hombre. El elemento distintivo es su continua insistencia en el carácter relacional de la imagen: la imagen de Dios en el hombre se basa y se realiza en la comunión de las personas.

Todos tenemos presente el mito Andrógino puesto por Platón en boca de Aristófanes. Zeus después de crear al hombre lo partió por la mitad dando lugar a la raza humana tal y como la conocemos ahora, en la dualidad del hombre y la mujer. El amor les impulsa a buscar un compañero para completar su esencia. El mito nos presenta al hombre como un ser incompleto y es por medio del amor que logra la perfección de su condición. El hombre es un ser libre, capaz de amar uno u otro objeto, pero jamás será libre de la necesidad de amar y ser amado.

La imagen de Dios se manifiesta de modo especial en la comunión del hombre y la mujer, y es a la vez la base para la realización en la comunión de las personas. Acercarnos a pensar en la imagen de Dios en el hombre, es reflexionar en una categoría teológica muy rica, capaz de arrojar mayor claridad a los problemas que surgen en torno a la procreación y a la moral conyugal.

La idea de la imagen de Dios es el plan originario de Dios sobre el hombre y la mujer bajo el término del principio, como lo leemos en el génesis. Pero no vamos a dejar a un lado las referencias que sean útiles a nuestra reflexión presentes en las demás catequesis. El último ciclo de las catequesis lo trataremos tan sólo brevemente, como una aplicación de la doctrina de la imagen de Dios en la comunión del hombre y la mujer a diversas cuestiones de la moral, como la indisolubilidad del matrimonio y la paternidad responsable.

En el primer libro de la Biblia leemos: “Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra”. Este es el proyecto divino de Dios sobre el hombre. Miguel Ángel en la Capilla Sixtina dio vida de modo magnífico a este pasaje del Génesis. Justo en el centro de la bóveda, sosteniendo y dando sentido al resto de las imágenes que representan la obra de la salvación, vemos la imagen del Padre que con un gesto divino da inicio a la creación del hombre.

En la bóveda están representados en tres grupos nueve episodios que relatan el Origen del Universo, los episodios sobre la humanidad y justo en el centro el Mal. En este grupo central es donde se encuentra la imagen de la creación del hombre. Sorprende ver que Miguel Ángel acompaña al Padre con otra figura, unos dicen que de una mujer y otros la describen semejante a alguno de los ángeles, pero se trata de la representación de la Sabiduría. De ella leemos en el libro de los Proverbios que desde el inicio, antes de la creación de los tiempos, ella ya existía: “Cuando asentó los cimientos de la tierra, yo estaba allí, como arquitecto”, dice el libro de los proverbios. En el libro de la Sabiduría: “Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad”. Por ello, no es de extrañar que pueda ser representada en el mismo momento de la creación. Para algunos, especialmente la escuela alejandrina, la imagen de Dios es el Logos. Y es a partir de este Logos, como el arquetipo, la causa ejemplar, el Hijo Primogénito, según el cual Dios ha creado al hombre y el universo entero.

Es difícil dar con una definición unívoca de lo que significa la imagen y semejanza de Dios en el hombre, porque la Biblia no nos ofrece ninguna. La Sagrada Escritura no es un tratado de antropología teológica, como tampoco es un libro de historia, pero nos ofrece los datos necesarios para elaborar una visión del hombre tal y como Dios lo quiso desde el principio en la creación. Y es por esto que aquí el hombre puede encontrar respuesta a los interrogantes que le persiguen en su larga búsqueda por el sentido de su existencia.

La Biblia no nos habla del hombre en neutro, el hombre existe y está llamado a la comunión con Dios. No se trata de determinar lo que es el hombre en sí mismo, como podría hacer el médico o el filósofo, definiéndolo como un compuesto de alma y cuerpo o animal racional. En su misma definición, en el concepto mismo de hombre debe haber lugar para el designio de Dios sobre él. La relación del hombre con Dios es el elemento determinante que define el ser del hombre. Esa capacidad de relación y comunión innata en este ser único, irrepetible y sorprendente en el conjunto de la creación. El hombre es la creatura, el destello del amor de Dios por excelencia en el resto de los seres vivientes. El único que es capaz de amarse, entregarse y hacer actos de heroísmo extremos por generosidad. También el extremo contrario, cuando el egoísmo y la distorsión del mal salpican esa imagen creada para brillar y no para ofuscar la belleza.

Santa María Inmaculada, de la Dulce Espera, Ruega por nosotros.

P NOEL LOZANO: Sacerdote de la Arquidiócesis de Monterrey. www.padrenoel.com; www.facebook.com/padrelozano; padrenoel@padrenoel.com.mx; @pnoellozano

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