La falta de comunicación, diálogo y empatía con los jóvenes ha resaltado la importancia de reforzar los lazos de confianza en el núcleo familiar.
Por: Maria Flores
PIEDRAS NEGRAS, COAH. - En un llamado a la responsabilidad y la empatía, se destaca la necesidad imperativa de que los adultos estén dispuestos a atender las necesidades de los adolescentes para forjar un futuro sólido.
La falta de comunicación, diálogo y empatía con los jóvenes ha resaltado la importancia de reforzar los lazos de confianza en el núcleo familiar.
Expertos advierten sobre la importancia de que los padres y tutores demuestren con el ejemplo estrategias de autocontrol, especialmente en esta etapa de la vida, donde los adolescentes son más vulnerables a los cambios de humor, que pueden desencadenar situaciones de riesgo.
Un fenómeno alarmante detectado en la población estudiantil, principalmente en secundaria, es el pánico al ridículo.
Prácticas como la ofensa y la ridiculización en masa están generando un entorno hostil que impide el desenvolvimiento seguro de los jóvenes, quienes evitan participar en actividades escolares por temor al escarnio de sus compañeros.
En el ámbito educativo, esta problemática se manifiesta cotidianamente, donde la preocupación por la percepción ajena conduce a una expectativa constante de reacciones negativas ante cualquier situación.
La Secretaría de Educación Pública ha respondido a estas inquietudes impartiendo charlas dirigidas a los padres, centradas en la educación emocional para los adolescentes, con el objetivo de crear conciencia sobre la sensibilidad emocional de esta etapa crucial y fomentar un ambiente de apoyo y comprensión.
La sociedad en su conjunto está llamada a actuar de manera proactiva frente a estos desafíos, reconociendo la importancia de brindar un entorno seguro y comprensivo para el crecimiento y desarrollo adecuado de los jóvenes, quienes necesitan más que nunca el respaldo y la guía de los adultos responsables.