Edwin Osaack ¡Bateador de poder!

Por: Luisa Chavez

Su sueño es conocer en persona a Josh Lowey y su pasión es el beisbol. Edwin Osaak es el actual campeón de bateo de la categoría Escuelita de la Liga Ribereña y desde casa sigue practicando el rey de los deportes.

Edwin Osaack Sánchez Salazar, nació el 26 de enero del 2014, es hijo del matrimonio Xochitl y Jonathan, y cuenta con 4 hermanos.

El gusto por el beisbol inició a los dos años y medio cuando veía jugar a sus hermanos Jonathan y Víctor con el equipo Diablos de la Liga Ribereña de Monclova.

Cuenta con varios Estatales y un Nacional.

Un día agarró con seguridad el guante y la bola, y se metió al campo para jugar con ellos, fue entonces que sus padres lo incorporaron con los “pingos” de la Obrera.

Actualmente, tiene 6 años y se encuentra en su cuarta temporada en la categoría Escuelita, bajo la instrucción del manager Ernesto Gómez, y juega como short stop y tercera base.

Desde su primera temporada como cortesía, ya tenía la “chispa” beisbolera; le pegaba duro a la bola y en el cuadro se lanzaba por ella.

Su posición preferida fue la receptoría, estaba enamorado y en un juego se colocó el casco hacía atrás cuando iba a batear, que a la postre se convirtió en una anécdota con su entonces coach José Manuel Ríos.

En el 2017, fue convocado al Selectivo de la Liga Ribereña y jugó el Estatal en Piedras Negras, Coahuila. En todos los compromisos tuvo participación, nunca se quedó quieto; atrapaba la bola y bateó a diestra y siniestra para convertirse en uno de los mejores jugadores.

Edwin Sánchez Salazar cuenta con el apoyo de toda su familia.

Un año más tarde, participó en el Estatal y ganó su derecho de representar a Coahuila en el Torneo Nacional de Asociación en Chihuahua. Nuevamente se lució en la caja de bateo y conectó de 3-3 en cada compromiso, logrando el subcampeonato solo por debajo de los anfitriones.

Durante este tiempo, recibió su primer apodo “Chapito”, por el poder en el bat, y recientemente lo conocen como “Altuve” Sánchez.

“Le apasiona el beisbol, somos una familia beisbolera, entonces tiene de dónde. Cuando no le llega a pegar a la bola se enoja, y hablamos con él. A pesar de su edad, ya pegó varios jonrones, y quiere seguir jugando”, expresó la orgullosa madre del beisbolista.

Después de las clases virtuales con su maestra de tercer grado del kínder Guadalupe Gómez de la colonia Obrera, juega en la sala beisbol, aunque es un poco incómodo, él se imagina que está en el campo de Diablos.

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