“Yo quiero que regrese”, monclovense varado en Brasil

Por: Luisa Chavez

Martín está cansado y trata de guardar la calma. Hace un mes y veinte días que su hijo Ezequiel está varado en Cascavel, Brasil. Su sueño de ser futbolista lo llevó hasta ese municipio de Paraná, anclado en el sur del país y es uno de los más poblados con 324 mil habitantes.

Su casa, ubicada en la colonia Independencia de Monclova, Coahuila, está llena de recuerdos. Martín y Teresa, padres del futbolista Martín Ezequiel “Siki” Gaytán Silva, de 21 años; relacionan cualquier cosa con él desde una fotografía, un balón y su cuarto. Añoran sus ocurrencias y alegría.

Martín Ezequiel se encuentra varado en Brasil desde hace un mes y veinte días.

A través de la televisión y redes sociales se enteraron que 91 mexicanos varados en Brasil regresaron a casa tras recibir apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, que dio preferencia a menores de edad y adultos mayores.

Tienen sentimientos encontrados; seis de los compañeros de su hijo estaban en ese vuelo.

Desde febrero del presente año, “Siki” como se le conoce a Gaytán Silva, se reportó con Cascavel Clube Recreativo para jugar en la Primera División del Campeonato de Futbol de Paraná.

Firmó contrato, gracias al proyecto del DT mexicano Roberto Chávez, quien lo promueve desde hace varios años junto con otros 14 jóvenes; dos originarios de Tabasco y el resto de Atlacomulco, Estado de México.

Durante varios días entrenaron y comenzó la temporada, pero en la primera semana de marzo, el gobierno brasileño anunció la cuarentena por la pandemia del coronavirus y a la siguiente ordenó el toque de queda. Las fronteras se cerraron y ya nadie pudo salir.

Desde ese momento, Martín y sus compañeros se sumaron a las estadísticas de connacionales varados en diversos países. Hasta el sábado 25 del presente mes, la Secretaría de Relaciones Exteriores anunció que hay 10,388 retornados y 979 personas continúan en lugares sin disponibilidad de vuelos.

Gaytán Silva estaba entrenando en Cascavel cuando se impuso la cuarentena.

Desde su arribo a Cascavel, los propios jugadores costearon su casa club, ubicada en una zona residencial, segura y acondicionada para entrenar, sin embargo, los problemas se acrecentaron, cuando la directiva redujo sus sueldos al cincuenta por ciento.

Su padre, es supervisor en una empresa de Ciudad Frontera y su madre, trabaja en una fábrica, pero a ella la enviaron a casa por la pandemia. Entre ambos, empezaron a apoyarlo semanalmente, y un tío, que está en Estados Unidos, se unió para que cubra los gastos desde la renta hasta la alimentación.

En esta semana, las autoridades de Paraná reportaron mil 119 casos confirmados por Covid-19 y 65 muertos, y estiman que el próximo mes entrarán a la fase 4, esto les da aliento, pero sigue la incertidumbre de cómo regresar a casa.

Uno de sus sueños es regresar a casa.

PIDEN APOYO PARA REPATRIACIÓN

Todas las tardes, Teresa, madre del futbolista, le manda un mensaje por WhatsApp para saber cómo esta. Así empieza una larga conversación y a través de una video llamada pueden corroborar su estado de salud.

Durante sus pláticas, Martín Ezequiel insiste que se encuentra bien, sigue con su rutina; se levanta temprano, entrena en el patio de la casa y hace las labores domésticas. Además estudia su último semestre de la preparatoria abierta en línea y en grupo reciben apoyo psicológico con charlas de especialistas a través de internet.

“Yo quiero que regrese, es momento de volver a casa. Pedimos apoyo humanitario al Gobierno de México para la repatriación, en esta situación estamos el resto de los padres. Es difícil pasar por estos momentos”, compartió el padre de Martín.

Su hijo, se comunicó con la Secretaría de Relaciones Exteriores y se registró para recibir el apoyo, pero sigue a la espera.

Su situación se complica más porque se encuentra cerca de la frontera de Paraguay, por lo tanto, está alejado de los principales aeropuertos como es Sao Paulo, que son 10 horas y media de recorrido por carretera, o bien a la capital Brasilia que son 18 horas.

Martín es el único coahuilense que se encuentra con el equipo de Cascavel.

SU DEBUT COMO JUGADOR PROFESIONAL

Tras participar en el 2017 en la Copa “Benito Juárez” con la Selección Coahuila, visores de Oaxaca y Toluca lo abordaron para invitarlo a incorporarse a sus filas, pero fue entonces que estalló el alza del petróleo, la situación del país se descontroló, y decidió esperar.

A mediados de ese año, recibió la invitación del DT Roberto Chávez para incorporarse a los Estudiantes de Atlacomulco de Estado de México y debutó en Tercera División.

Para el 2018, emprendió una gira internacional con el equipo y jugó un torneo en Estados Unidos, logrando el campeonato. A su regreso se sumó a los Cocodrilos de Tabasco y debutó en Segunda División.

A principios del 2019, nuevamente regresa a los Estudiantes de Atlacomulco, esta vez para una gira al sur del continente y jugó en el Deportivo Santoni de la Liga Primera “B” en Asunción, Paraguay.

Paradójicamente, él y el resto de sus compañeros de Estudiantes, fueron discriminados por ser mexicanos y es cuando recibe la oportunidad en el club brasileño en el mes de agosto. Por tres meses estuvo en visorías, regresó a casa por la época decembrina y se reportó hasta febrero para firmar contrato.

Su familia pide apoyo para repatriarlo.

SU REGALO DE NAVIDAD FUE UN RELOJ

Los festejos navideños eran siempre en familia, pero en el 2019 fue diferente. Se unieron sus ex compañeros del equipo Real Independencia, que le dieron una cálida bienvenida.

Recordaron sus inicios, sobre todo cuando Martín sin querer pateó el balón de volea y rompió el cristal de una vecina. Tenía 5 años, corrió despavorido y se escondió en un jardín de niños por el temor de un regaño. Por fortuna, sus padres lo encontraron.

Martín, recibió de su papá un regalo especial, que es un reloj color plata de su abuelo Ziro, quien falleció en septiembre del 2018. En ese año, ambos emprendieron un viaje, él tenía que reportarse a Tabasco y su padre a Guanajuato para sepultar a Ziro, y cada uno tomó su rumbo en San Luis Potosí.

Hoy, Martín guarda con recelo el reloj, lo porta con orgullo y en cada video llamada trae recuerdos y nostalgia desde Brasil.

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