Un incidente matutino paraliza la avenida Monterrey cuando una mujer se queda dormida al volante, causando conmoción entre los automovilistas.
Por: Brenda Rebolloso
MONCLOVA, COAH.– La mañana de este jueves, la avenida Monterrey se detuvo por un espectáculo que dejó a más de uno boquiabierto: una mujer, aparentemente desmayada al volante, provocó un caos vehicular que logró eclipsar incluso los claxonazos de los desesperados conductores.
Los automovilistas, aterrados al verla inmóvil, pensaron lo peor, pero el desenlace no fue un infarto, sino algo mucho más común y menos grave: un sueño tan profundo como la cruda más cara de la vida.
La mujer en cuestión, identificada como Ana Cruz Rivera, de 37 años, vecina de la Zona Centro, había convertido su Jetta en una suerte de "recámara rodante".
Según testigos, antes de llegar al cruce con Barranquilla, el cansancio le pasó factura y se desplomó sobre el volante, disfrutando de un descanso que ni el más fuerte de los claxonazos pudo interrumpir.
Los primeros en llegar fueron los paramédicos de la Cruz Roja, listos para atender a una víctima de emergencia, pero al acercarse a la escena se dieron cuenta de que el único ´accidente´ era que la mujer estaba completamente dormida, ajena a los ruidos del tráfico y los intentos de los curiosos por despertarla.
"Está más dormida que enferma", bromeaban entre risas mientras se daban cuenta de que la causa de todo era una fiesta nocturna con un mal final.
El caos no terminó ahí. Mientras los paramédicos hacían su diagnóstico, la policía preventiva se encargaba de lo suyo, afinando los detalles para el traslado de la mujer enfiestada a los separos municipales.
La curiosidad se desbordó entre los vecinos, quienes no podían creer lo que sucedía: una mujer dormida a plena luz del día, en medio de la avenida, protagonizando el espectáculo matutino.
Algunos incluso juraban que los ronquidos competían con el ruido del tráfico, convirtiendo el incidente en una verdadera comedia de la vida real.
El destino de la mujer, lejos de ser la cama que tanto necesitaba, fue un traslado directo a los separos, donde despertó para enfrentar no solo la resaca, sino las consecuencias de su imprudencia.
La lección fue clara: manejar bajo los efectos del alcohol no solo pone en riesgo a los demás, también puede convertirte en el centro de atención de todo un vecindario.
Las autoridades, entre el humor y la incredulidad, recordaron que, además de las multas por conducir en estado de ebriedad, el ridículo puede ser tan pesado como la resaca del día siguiente.