El exboxeador Cristian Rojas es trasladado al CESAME por secuelas de golpe en la cabeza y consumo de sustancias.
Por: Brenda Rebolloso
Cristian "El Sorullo" Rojas Velázquez, quien en 2009 fue considerado una promesa del boxeo, volvió a ser trasladado al Centro de Salud Mental en Parras (CESAME), luego que su madre, Leticia Velázquez, solicitó apoyo a la Policía Municipal y Bomberos para ayudar a su hijo, quien ha quedado atrapado en un ciclo de sufrimiento por las secuelas de un golpe en la cabeza y el consumo de sustancias tóxicas.
Aquel joven conocido en su época como "El Sorullo" en el ring, había dejado huella en los corazones de los aficionados al boxeo de Monclova, destacándose como un talentoso boxeador.
Sin embargo, un golpe en la cabeza durante su carrera, sumado al abuso de sustancias, lo dejó despojado de la vitalidad que una vez mostró en su juventud.
Hoy, Cristian, con la mirada perdida y sin rumbo, ya no es el mismo; su cuerpo camina, pero su alma parece extraviada.
Desde hace algunos días, Cristian fue asegurado en las celdas municipales por petición de su madre, quien lo encontró deambulando por las calles en condiciones lamentables.
Aunque ya no muestra signos de agresividad hacia ella, como en ocasiones pasadas, la preocupación de Leticia es cada vez mayor. Según comentó, su hijo ya no come, y pasa sus días vagando sin destino, ajeno a lo que sucede a su alrededor.
"Me da mucha tristeza, es mi hijo, y tengo que ayudarlo. Ya cuando yo no esté, no sé qué va a pasar con él, pero mientras yo pueda, siempre lo voy a ayudar", expresó con la voz entrecortada, mientras aguardaba afuera de la Comandancia Municipal para que los oficiales, junto con elementos de Bomberos, lo trasladaran de nuevo al CESAME, donde recibirá atención médica y psicológica especializada.
Los familiares de "El Sorullo", que alguna vez lo vieron entrenando con garra y disciplina, lo recuerdan como un joven con un futuro prometedor, lleno de esperanza en cada golpe que lanzaba en el ring. Hoy, esa imagen parece lejana, pero el amor incondicional de su madre se mantiene firme.
Leticia sabe que su hijo ya no es el mismo que subía al cuadrilátero con valentía, pero su esperanza nunca se apaga. "Aunque su cuerpo ya no reacciona como antes, mi corazón nunca dejará de luchar por él", dijo entre sollozos.