Los científicos han averiguado cuándo el Sol finalmente morirá y se llevará el sistema solar y la Tierra con él.
Por: Staff / La Voz
Cuando el Sol muera, la Tierra podría terminar en una llamarada ardiente de océanos hirviendo y continentes arrasados o girando a través del vacío sin alma del espacio sin luz ni calor.
Los científicos han averiguado cuándo el Sol finalmente morirá y se llevará el sistema solar y la Tierra con él.
Afortunadamente, a la joven estrella aún le queda algo de tiempo, lo que significa que ni en nuestra vida ni en la de nuestros nietos veremos su final.
De hecho, los expertos de BGR creen que le quedan unos cinco mil millones de años, más de lo que la Tierra tiene.
Sin embargo, la estrella brillante y ardiente que literalmente mantiene unido al sistema solar no se apagará con una explosión.
E incluso cuando su ciclo de vida termine, pasarán billones de años hasta que desaparezca correctamente.
Pero, cuando muera, después de esos cinco mil millones de años, si hay humanos alrededor para presenciar el final, se encontrarán con un espectáculo bastante espectacular y letal.
Comenzará cuando se agote el hidrógeno que la estrella estaba fusionando en su núcleo.
Esto es un problema porque desequilibra las fuerzas externas creadas por la fusión y la atracción gravitatoria hacia adentro.
En cambio, internamente, la estrella se mueve hacia la fusión de helio y elementos cada vez más pesados.
Al fusionar helio, la estrella, nuestro Sol, puede hincharse hasta 400 veces su tamaño a medida que se expande, y las capas exteriores se enfrían y se vuelven rojas, convirtiéndose en una Gigante Roja.
Estas son malas noticias para los planetas más inmediatos como Mercurio y Venus, quienes, dependiendo de qué tan grande se vuelva el Sol, podrían ser consumidos por el Sol en expansión.
También podría ser el final del juego para la Tierra, dependiendo del tamaño al que crezca.
La tierra podría ser chamuscada, chamuscada, ligeramente quemada o completamente incinerada.
Dependiendo de qué tan cerca se acerque el Sol a la Tierra, podría, incluso entonces, convertir la Tierra en una roca sin vida chamuscada, donde los océanos hierven y se evaporan y la atmósfera se despoja.