Por: Agencia
Imagina si los Mexicanos fuéramos tan distintos unos de otros, como lo son los Alemanes y los Japoneses. Eso fue exactamente lo que encontraron científicos mexicanos luego de analizar 511 individuos de 20 grupos indígenas diferentes.
Aunque el estudio no cubre todas las regiones del país, sí alcanza una porción significativa y la variación genética de 0.89% es abismal. En comparación, en Europa hay una variación genética de hasta 0.30%. Tal variación sólo podría ser comparada entre Europeos y Asiáticos del Este.
El equipo construyó un Grafo de “parentesco” entre los genomas de los grupos indígenas analizados y el resultado nos da las primeras pistas:
Podemos observar inmediatamente que no hay existe un “intercambio genético” tan grande entre los grupos indígenas. Las relaciones que se observan son en su mayoría con el grupo más cercano geográficamente, pero al parecer no existían migraciones a gran escala entre tribus durante el periodo prehispánico. Además podemos observar en el grafo que la “distancia” entre Tarahumaras y Mayas aparenta ser infinita, es decir, que no se mezclaron en absoluto.
Estas señales son un legado de la diversidad e isolación de las poblaciones prehispánicas. Sin embargo, sí aparecen rastros del componente Maya en el norte del país. ¿Cómo?
El equipo usó los datos en un modelo algorítmico ADMIXTURE. Este algoritmo desbarata todo el cluster de nativos en componentes a diferentes variaciones. Una variación del algoritmo mostró 6 componentes dentro del territorio mexicano:
Aquí se puede observar que hay 3 clusters completamente aislados: Seri, Tojolabal y Lacandon.
Seri es un grupo en la orilla del territorio, sin embargo Tojolabal y Lacandon se encuentran bastante cerca geográficamente, sin embargo existen montañas que pudieron haber actuado como barrera genética entre los grupos indígenas.
Los otros 3 clusters Norte, Sur y Maya se encuentran más distribuidos por el territorio. El cluster del Sur y el Maya parecen coincidir por el territorio de Veracruz hasta los terrenos del cluster del Norte. Esto explicaría como es que se encuentran rastros del componente Maya hasta el otro lado de su territorio prehispánico.
Para investigar mejor los patrones y las mezclas actuales, el equipo decidió combinar sus datos con genomas de 16 poblaciones europeas, 50 africanas y 500 individuous mestizos de 10 estados Mexicanos reclutados por el INMEGEN, Mexicanos de Guadalajara en la colección POPRES y personas de ascendencia Mexicana de Los Ángeles.
El resultado es un mapa de los trazos genéticos en las poblaciones cosmopólitas actuales. Si el modelo algorítmico se corre a K = 3 obtendremos 3 componentes: Africano (verde), Europeo (rojo) y Nativo de América (gris).
Este mapa evidencia que en promedio los mexicanos mestizos tienen la mitad de genes de grupos indigenas, casi la mitad de genes Europeos y hasta 5% de genes Africanos (algo que popularmente es ignorado, pero es una cantidad significativa).
Haciendo zoom a este mapa y podremos ver la distribución genética de grupos indígenas en las poblaciones cosmopolitas actuales:
El resultado es simplemente abrumador. El mapa genético se demuestra que los trazos de los grupos indígenas se mantienen relativamente isolados aun en la población actual.
Esto quiere decir que a pesar del claro mestizaje entre nativos y españoles durante la conquista, no hubo más mestizaje de “segunda generación”. Los mestizos mantuvieron la tendencia de sus ancestros nativos a no intercambiar material genético lejos de su área geográfica. La tendencia es tan clara, que al parecer se pueden hacer inferencias sobre nuestra ascendencia de acuerdo a nuestra información geográfica con cierto margen de error.
Las consecuencias de este estudio son muchas, empezando por la más importante: la medicina. Los laboratorios actuales desarrollan medicinas de acuerdo al mapa genético de la población. Durante mucho tiempo se cometió el error de tomar prestados procedimientos extranjeros, pero las personas de otros países no responden a los medicamentos como nosotros.
Por ejemplo, es bien sabido que los mexicanos no procesamos las grasas y la lactosa como lo hacen los europeos. El problema, es que ese estudio nutrigenómico probablemente tampoco contempla que entre mexicanos hay diferencia genética abismal entre la población, por lo tanto algunos mexicanos podrían ser más tolerantes que otros.
La puerta ahora está abierta para más estudios que ayuden a desarrollar el mapa genético mexicano y con esto, se puedan desarrollar mejores medicinas y mejores diagnósticos de enfermedades para todo el país.