La crisis provocada por los perros ferales en el Ejido La Cruz, perteneciente al municipio de Frontera, continúa intensificándose, dejando un rastro de devastación en el ganado local. En el más reciente ataque, dos becerros resultaron gravemente heridos, mientras que seis chivas fueron encontradas muertas y otras seis con heridas que comprometen seriamente su supervivencia.
Los habitantes del ejido, que en su mayoría dependen de la ganadería para subsistir, expresan un creciente agotamiento ante la situación. A pesar de sus esfuerzos por implementar medidas de prevención, como el reforzamiento de los corrales y la vigilancia constante, los ataques por parte de estos perros no han cesado.
"Estamos desesperados, ya no sabemos qué hacer", comentó uno de los ganaderos afectados. "Cada vez que pensamos que estamos seguros, estos perros vuelven y arrasan con nuestros animales. Nos estamos quedando sin opciones, y las pérdidas económicas son significativas".
El problema de los perros ferales, aquellos que han nacido y vivido en libertad sin contacto humano, ha ido en aumento en la región. Se trata de animales que, al no tener acceso a una fuente de alimento segura, recurren a lo que aparentemente es una caza de ganado, pero no se los comen, solo los matan.
Las autoridades locales han sido informadas en múltiples ocasiones sobre esta problemática,
Mientras tanto, los habitantes del Ejido La Cruz continúan luchando por proteger lo que queda de su ganado, esperando que las autoridades federales finalmente respondan a su llamado.
