FRONTERA COAH.- Con profundo pesar y el corazón desgarrado, despidieron a Máx, un valiente guerrero que, a sus cortos cinco años de edad, enseñó lecciones de coraje y amor inigualable. Su partida deja un vacío imposible de llenar para sus padres, familiares y todos aquellos que lo conocieron y amaron a lo largo de su valiente batalla contra la leucemia.
Desde que recibió el devastador diagnóstico en enero de 2023, Máx enfrentó cada desafío con una valentía que desafiaba su tierna edad. A pesar de los rigores de la quimioterapia, las dolorosas inyecciones y las transfusiones constantes, nunca perdió su espíritu luchador ni su sonrisa radiante.
La esperanza de un trasplante, programado a tan solo veinte días de su partida, se desvaneció trágicamente debido a una infección inesperada. Aunque la fe en un milagro era inquebrantable, los designios de la vida sorprendieron a todos.
Hoy, Máx ya no sufre. Su partida deja con un dolor abrumador pero también con la certeza de que su valiente lucha no fue en vano. Aunque su presencia física falte, su legado perdurará en los corazones de quienes lo conocieron y en aquellos que se unieron a su causa con amor y solidaridad.
Su cuerpo fue velado, se ofreció una misa de cuerpo presente y posteriormente fue enviado al panteón municipal Dolores de la colonia Occidental donde los arreglos de flores no se hicieron esperar, así como unos músicos que entonaron canciones como "Ya no llores por mí", "Te vas ángel mío" y "amor eterno".
"Nunca pensé que sería el último beso", gritaba su abuelita mientras lo despedía con lágrimas en sus mejillas. Su madre, en medio del desgarrador dolor, encuentra fuerzas para desearle un vuelo alto y libre, lejos del sufrimiento que tuvo que soportar en esta vida.
Jeshua Meneses, su padre, enfrenta la cruel realidad de la pérdida con entereza, sosteniendo en sus manos una playera con la fragancia de su hijo, como si eso pudiera traerlo de vuelta. En un gesto conmovedor, arroja un jugo Jumex a la fosa, recordando las últimas palabras de Máx antes de ser sometido a la anestesia.
El duelo por la pérdida de un hijo es una herida que nunca sana por completo pero en medio de la oscuridad, siempre habrá un rayo de esperanza para sus padres. Que descanse en paz Máx su memoria vivirá.