CUATRO CIÉNEGAS, COAH. — En el corazón del desierto coahuilense, un nuevo rostro comienza a imponerse en las calles del histórico Cuatro Ciénegas. Bares de mixología, hoteles boutique y restaurantes con precios de zona metropolitana han tomado el primer cuadro del Pueblo Mágico, desplazando, poco a poco, a quienes por generaciones lo habitaron.
Lo que comenzó como un impulso turístico prometedor, hoy es descrito por sus habitantes como una "gentrificación disfrazada de modernización".
En apenas tres años, la capacidad hotelera se duplicó. Más de 30 hoteles operan en el municipio, y cinco más están en construcción, lo que sumará otras 150 habitaciones a las 600 ya existentes, según cifras de la Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV). Pero con el crecimiento también llegaron los contrastes.
Turistas sí, servicios no
El turismo ha traído una derrama económica sin precedentes, pero también ha desbordado los servicios básicos del municipio. En fines de semana largos y temporadas altas, el abasto de agua potable, la energía eléctrica y la conectividad a internet se ven comprometidos.
"Tenemos inversión, pero también una sobreoferta que rebasa la capacidad del pueblo", reconocen los proveedores turísticos, que advierte además el crecimiento descontrolado de hospedajes informales. Más de 150 propiedades operan como Airbnb sin regulación ni aportación fiscal.
El precio de la fama
Lo que alguna vez fue una opción accesible para turistas nacionales, hoy compite en tarifas con destinos de playa. Una noche de hotel puede costar entre 1,500 y 4,000 pesos; los más exclusivos superan los 12 mil.
Lo mismo ocurre con los tours a las dunas de yeso o los viñedos: ir a conocerlos cuesta entre 700 y 1,500 pesos por persona. El resultado: menos turistas, pero más pudientes. Donde antes llegaban 20 mil visitantes por temporada, ahora son entre 8 y 10 mil, con mayor gasto individual.
Para los empresarios, el balance es positivo. Para los habitantes, comerciantes tradicionales y prestadores de servicios locales, no tanto.
Casas fuera del alcance
El fenómeno también ha alcanzado el mercado inmobiliario. Viviendas que hace cinco años se vendían en 500 mil pesos hoy rondan los 1.5 millones. Muchas de ellas, sobre todo en el centro, han sido adquiridas por empresarios de Monterrey, Saltillo y Torreón, que las transforman en hoteles o casas de renta vacacional.
"Hay casas antiguas del centro que fueron compradas para remodelarlas como hoteles boutique. Nosotros no tenemos cómo competir", lamenta un vecino de la calle Hidalgo.
Entre identidad y plusvalía
Desde que recibió la designación de Pueblo Mágico en 2012, Cuatro Ciénegas ha sido vitrina del turismo de naturaleza, historia y vino. Su imagen urbana se ha modernizado, pero a costa de algo más profundo: su identidad.
El tejido comunitario comienza a erosionarse. Las familias de siempre se mudan a las orillas o se van del pueblo. Los negocios de toda la vida cierran o son reemplazados por conceptos ajenos a la cultura local.