SAN BUENAVENTURA-COAH.- “Nunca dejaré el campo hasta que dios me recoja”, dijo el señor Ramiro García de Luna, quien por 70 años se ha dedicado a dicha labor y con el paso del tiempo se ha dado cuenta que ya nadie quiere ser campesino, los ranchos están desapareciendo y el ganado prefieren venderlo debido a que es difícil la vida, la crisis económica y por la sequía.
“Es triste ver ese panorama en las comunidades rurales pero nada podemos hacer, los compañeros se han visto en la necesidad de dedicarse a otra cosa que sea más redituable y es que para invertirle al campo nos resulta muy caro”, dijo.
Ramiro García de Luna, campesino.
Comentó que en la actualidad las personas prefieren vivir en la cabecera municipal para trabajar en alguna maquiladora y que les paguen mil pesos por semana.
El hombre cría animales en el ejido San Blas y ha visto que algunos de sus compañeros productores abandonaron la comunidad, en unos ranchos murieron los dueños y los hijos ya no continuaron con la labor.
Solo en San Buenaventura conoce más de diez personas que dejaron de producir la tierra y criar vacas, chivas, marranos, caballos y otros animales, señalando que había grandes ranchos con más de 2 mil cabezas de ganado como el de los “San Salvador”, “Escondido”, “Los Romos”, “Los Garza” y “Saucedo”, familias que eran conocidas en este municipio.
“La sequía también ahuyentó a los campesinos, yo ya estoy impuesto a las buenas y a las malas, así me crie y mi rancho tiene más de cien años, mi abuelo lo empezó y murió de 108 años, pasó a manos de mi padre quien llegó a los 95 y yo ya tengo 70 y digo nunca dejaré el campo hasta que dios me recoja”, señaló don Ramiro.
“Ya me dieron ganas de llorar al recordar que solamente queda unos pedazos de madera, tubos y lámina abandonadas en lo que algún día fueron corrales que albergaron cientos de animales”, dijo.