A pesar de las promesas de no tomar represalias contra aquellos que expresaron su apoyo al candidato priista para la alcaldía, desde temprana hora comenzó el despido de personal, principalmente de aquellos en cargos medios que debieron entregar sus oficinas.
El primer caso fue el de Lucila Garza, directora del Centro Histórico, quien realizó la entrega de su oficina en poco tiempo, ya que la mayoría de los bienes eran de su propiedad.
Del municipio solo había dos escritorios, un archivero y una impresora, mientras que Garza aportó dos libreros grandes de madera, un cuadro, un escritorio, dos sillas y el mueble donde estaba la impresora.
Al despedirse del Alcalde Mario Dávila, Garza le agradeció por la oportunidad de aceptar el proyecto del Centro Histórico y permitirle formar parte de la administración.
Expresó su frustración por algunos aspectos del proyecto que no fueron realizados por el área de Obras Públicas, aunque manifestó su gratitud hacia la administración.
Subrayó que, aunque siempre ha sido priista, y fue regidora de su partido en la pasada administración, Dávila, quien es panista, le dio la bienvenida. Hoy concluye su período como funcionaria pública y se marcha con lo mismo con lo que llegó.
Más tarde le tocó el turno para entregar su dirección de Tenencia de la Tierra a Pedro Magaña, otro funcionario público que no es panista, pero de quien en la administración esperaban lealtad para Mario Dávila.
Hay otros empleados de Presidencia Municipal de quienes se confirman también formaron parte de la lista de baja en la nómina.
