MONCLOVA., COAH.-Cómo un gran docente y un hombre de fe inquebrantable, recordarán los alumnos de la Escuela de Bachilleres Ladislao Farías Campos al profesor Jesús Guadalupe Ávila Rivera, quien falleciera de manera repentina, dejando un gran dolor en su familia, docentes y una gran cantidad de estudiantes que reconocieron su labor como docente, pero más como ser humano.
Los estudiantes de la escuela de bachillerato, así como miembros de la iglesia cristiana dónde se dedicaban a impartir y profesar la palabra de dios, lamentaron su fallecimiento, asegurando que el maestro “lupillo” era un hombre creyente y lleno de amor para sus semejantes.
Jesús Guadalupe "Lupillo Rivera" cómo le decían con cariño sus estudiantes, vivió para dar amor a su hija, pues desde que la niña nació, se quedó a su cargo, siendo ella quien lo llenó de fuerza para salir adelante, pues anteriormente había librado una batalla contra un padecimiento del cual gracias a su fe y su deseo de superación salió adelante.
El profesor estaba a pocas semanas de concluir una maestría como terapeuta familiar, logro que lo tenía más que entusiasmado, pues gracias a su fe y a sus conocimientos, podría llegar al corazón de muchas personas y cambiar así su vida.
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❮❯"No podemos creer lo que le pasó al profesor Rivera, él siempre sonriente, siempre bueno, con muchos planes para su familia, pero sobre todo con gran vocación para sus estudiantes, sin duda se le va a extrañar, se fue un gran hombre, una persona culta, llena del amor de dios pero sobre todo un maestro de vida para quienes tuvimos el gusto de compartir con él.
Por su parte, coordinador de la Unidad Norte de la Universidad Autónoma de Coahuila dijo que la partida del profesor Jesús Guadalupe es una gran pérdida para la institución educativa, pues tenía más de 8 años trabajando para la preparatoria, impartiendo grandes conocimientos, pero sobre todo lecciones de vida a sus estudiantes y a quienes compartían no solo su área de trabajo sino también una amistad.
“Se fue un grande, aún no podemos creer lo que pasó porque él era muy joven, su fallecimiento enluta a toda una comunidad universitaria pero también a una sociedad en la que él no solo se dedicó a impartir sus clases, sino también a dar apoyo a quien más lo necesitaba, acercándose a sus estudiantes en sus momentos difíciles y brindándoles ese consejo o palabra de aliento para recuperar su energía y su alegría de vivir”.
Estamos aquí sin aun entender lo que pasó, siempre estaremos agradecidos con nuestro maestro por estar siempre al pendiente de nosotros como estudiantes, sin duda dejó huella en cada uno de nosotros y se le va a extrañar, por que su sonrisa y buena vibra inundaba los espacios, pero su fe nos ayudaba a sobre llevar los problemas que nos aquejaban.