CASTAÑOS;COAH.-En un pequeño espacio de belleza, entre brochas, esmaltes y extensiones de pestañas, Yomara Sandoval ha encontrado su verdadera vocación. Antes de dedicarse al estilismo, trabajaba como enfermera, pero un día decidió seguir su instinto y apostarle a un sueño que combinaba la estética con el bienestar emocional de las mujeres. Estudió en la escuela de belleza Anabell, en Monterrey, y dejó su antiguo empleo para dedicarse de lleno a su pasión.
"Es la primera vez que puedo decir que amo mi trabajo. Puedo estar horas trabajando y no me quejo porque estoy en el lugar perfecto. Lo que más disfruto es la plática con mis clientas", cuenta con entusiasmo. Y es que, más allá de embellecerlas, su espacio se ha convertido en un refugio donde muchas mujeres se sienten escuchadas. "Es un tiempo de relajación para ellas. Algunas se duermen durante la aplicación de pestañas, otras me cuentan su día, lloran, ríen, se enojan... Ya sé que soy su lashista psicóloga", dice entre risas.
Las mujeres que llegan a su salón no solo buscan estética, sino también un momento para sí mismas. "La mayoría trabaja para sus hijos, para su casa, y cuando vienen dicen: ´ya era necesario consentirme yo´", explica. Muchas buscan practicidad para no maquillarse a diario, pero también confianza. "Cuando no traen extensiones de pestañas, sus amistades les preguntan si están enfermas porque se ven tristes o demacradas. Todo esto las hace sentir lindas, más seguras de sí mismas, contentas y felices".
El trabajo de Yomara va más allá de la belleza; ha sido testigo de historias de acoso y violencia que han marcado a sus clientas. Sin embargo, también ha visto cómo el simple acto de arreglarse el cabello o ponerse pestañas puede devolverles la autoestima.
En el Día de la Mujer, tiene un mensaje claro: "Nunca dejen de luchar por sus sueños. Siempre habrá tropiezos y caídas, pero te levantarás y seguirás adelante. Nunca te olvides de tu lado femenino, ponte bonita, suéltate el cabello y, de vez en cuando, ponte tacones".
Para Yomara, el mayor reto del emprendimiento es el miedo al fracaso. Pero asegura que la clave está en la persistencia: "Para lograr algo hay que creer en uno mismo y amar lo que haces. Si tienes la obsesión de lograrlo, nada te detendrá".
Y así, en su pequeño salón, con cada pestaña que coloca y cada conversación que escucha, Yomara no solo transforma la apariencia de sus clientas, sino que también les ayuda a recuperar su confianza y su amor propio.