México.- Este sábado se conmemoró el 109 aniversario de la creación del Ejército Mexicano. Si bien más de una vez se han podido ver a los militares, con sus uniformes y bien alineados, ya sea en las calles o en los desfiles, poco se conoce sobre cómo se originó esta fuerza armada.
Todo comenzó en la Revolución Mexicana, cuando Francisco I. Madero subió al poder en 1911 tras alzarse en armas en contra de Porfirio Díaz, pero, a pesar de que el ambiente democrático se respiraba fresco, el presidente tuvo un pequeño error que le costaría muy caro: mantener partidarios porfiristas dentro de su gobierno.
Victoriano Huerta era uno de estos militares que pertenecía al antiguo régimen y fue reintegrado para combatir a las fuerzas zapatistas y orozquistas que habían ayudado a Madero a ascender pero no vieron satisfechas sus demandas.
No obstante, Huerta tuvo otros planes y junto a Manuel Modragón (sobrino de Porfirio) llevaron a cabo un golpe de estado contra Francisco I. Madero. Así, aunque el mandatario del país en ese entonces se enteró del golpe de estado en su contra y se dirigió al Colegio Militar en el Castillo de chaultepec, para después trasladarse a Palacio Nacional.
Bernardo Reyes, uno de los principales militares y colaboradores de Díaz, fue abatido durante el ataque al Palacio gracias a las fuerzas federales comandadas por Lauro del Villar. Ante estos pormenores, Madero se dirigió al Colegio Militar para juntar las fuerzas disponibles. Se congregó a los reclutas que formarían la escolta para emprender el viaje junto con un cuerpo de bomberos, un batallón de seguridad y un cuerpo de gendarmería.
Al llegar a la avenida Juárez, hubo una balacera. Madero y Huerta junto con otras personas se resguardaron en un estudio fotográfico. Pero, cuando el general Lauro Villar, quien estaba encargado de la defensa de Palacio Nacional fue herido en el omóplato, Victoriano Huerta tomó su lugar.
Huerta se reunió de forma secreta con el embajador estadounidense e impulsor del golpe de estado Henry Lane Wilson para formar parte del atentado. De este modo firmó el pacto y se unió a Félix Díaz y Mondragón con el Pacto de la Embajada o de la Ciudadela.
Este fue el elemento fundamental para dar finalización a los enfrentamientos y apoderarse de una vez por todas del Palacio Nacional el día 18 de febrero, en el que Madero, junto con Félix María Pino Suárez y su hermano Gustavo Madero, fueron presos por Huerta y forzados a renunciar a sus puestos.
Así, el 19 de febrero de 1913, con la promulgación del Decreto 1421, realizado por el XXII Congreso del Estado de Coahuila, se desconoció al gobierno de Victoriano Huerta, tras su traición.
El gobernador Venustiano Carranza adquirió las facultades de armar fuerzas con la finalidad de restituir el orden constitucional. Por ello, el 26 de marzo de ese 1913, Carranza proclamó un plan en la Hacienda Guadalupe, Coahuila.
Dicho documento señalaba el nacimiento del Ejército Constitucionalista -el cual es el origen del actual- y Venustiano Carranza fue designado en ese entonces como el primer jefe. Pero fue hasta el 5 de febrero de 1917, cuando se promulgó la la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que dicho órgano pasó a llamarse “Ejército Nacional” y se le otorgó su carácter permanente en la Carta Magna.
Ya para el 22 de septiembre de 1948, Miguel Alemán Valdés, quien fungía como presidente de la república hizo la última modificación y cambió el nombre de “Ejército Nacional” a “Ejército Mexicano”.
Dos años después, fue cuando se declaró que el 19 de febrero sería el día en el que se reconocerían las actividades que realizaban los soldados mexicanos y desde entonces es que esta fecha quedó marcada en el calendario histórico de la nación.
Entre las misiones que tienen los elementos del ejército se encuentran cinco principales: defender la integridad, independencia y soberanía de la nación; garantizar la seguridad interior; auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas; realizar acciones cívicas y obras sociales, así como prestar ayuda en caso de desastre.
Garante de seguridad
Con la salvaguarda de sus valores, el Ejército Mexicano cumple su 109 aniversario de existencia al servicio de la Patria, como defensor del territorio y soberanía nacional, garante de la seguridad interior del país y como instrumento de auxilio a la población civil en caso de desastres.
Esa institución, es la rama terrestre de las Fuerzas Armadas de México y depende de la Secretaría de la Defensa Nacional, tiene la encomienda de salvaguardar la soberanía del Estado mexicano y la paz nacional.
Por su valía y solidaridad, se ha ganado la admiración, el respeto y el afecto de los ciudadanos, pues en cada catástrofe humana o por fuerza de la naturaleza los soldados han salido firmes y decididos de sus cuarteles para ofrecer ayuda.
Las fuerzas armadas han sido y seguirán siendo el anhelo de muchos hombres y mujeres mexicanos, pues sienten que es un orgullo portar el uniforme verde, pero sobre todo servir al país que los vio nacer.
De hecho, los militares muestran amor y lealtad entrañable -como ninguna otra institución- a los símbolos patrios y las tareas diarias que desempeñan para ser llamados dignos defensores de la nación.
En un principio, la labor de los soldados era denigrada a personas sin estudios, pero a lo largo de los años ha evolucionado y actualmente brinda la oportunidad de estudiar en sus planteles militares, además de que fomenta la equidad de género, pues existe mayor oferta de espacios para las mujeres que se enlistan en sus filas.
El Ejército Mexicano no estaba acostumbrado a luchar contra la delincuencia organizada y se adaptó, hoy en día y después de dos años, otro enemigo llamado covid-19 los llevó a reinventarse y pelear, pero está vez sin el uso de las armas.
En la 23 Zona militar, como en cualquier división del Ejército, desplegado a lo largo y ancho del territorio mexicano, los hombres y mujeres que integran las fuerzas castrenses deben defender con gallardía sus valores que son: honor, valor, lealtad, disciplina, honradez, patriotismo, espíritu de cuerpo e igualdad.
Para ellos, el honor es más noble estimulo del valor militar, representa el respeto hacia sí mismo, estimula el ejercicio de la virtud, del deber y la rectitud, indica lo que pueden hacer, pero sobre todo lo que deben evitar. El patriotismo también significa la piedra angular de la milicia, pues lo más honroso para un soldado es perder la vida por defender a su patria, ya que como militares, el amor a la patria es tatuado en su ser y defendido hasta el último aliento.