En el mundo de la medicina, sanar no solo implica atender los síntomas físicos, sino también brindar consuelo al alma. Alejandro Martínez Gutiérrez, licenciado en comunicación, ha encontrado una manera especial de contribuir al bienestar de los pacientes a través de la risa y la esperanza. Bajo el personaje del doctor Jahas, recorre los pasillos de una clínica particular en la zona centro de Monclova, llevando consigo un mensaje de fe y alegría.
Con una peluca de colores brillantes, una corbata llamativa, una bata blanca impecable y su característica nariz roja de payaso, el doctor Jahas se convierte en una figura entrañable para quienes atraviesan momentos difíciles de salud. Su presencia es un recordatorio de que, incluso en los días más oscuros, la risa puede ser una luz de esperanza.
Su labor va más allá de una simple actuación; con empatía y dedicación, Alejandro se acerca a cada paciente con palabras de aliento y gestos que buscan dibujar una sonrisa en sus rostros. Entiende que el estado de ánimo juega un papel fundamental en el proceso de recuperación y, por ello, su trabajo no solo es bien recibido, sino también profundamente valorado por quienes tienen la fortuna de cruzarse en su camino.
"Yo siempre ando con una sonrisa en la cara, no soy un doctor simplemente soy un licenciado en comunicación que le gusta llevar alegría a los demás " indicó.
El doctor Jahas no solo se ha ganado el cariño de los pacientes, sino también el respeto del personal médico, quienes reconocen el impacto positivo que su labor tiene en el estado emocional de quienes enfrentan enfermedades o tratamientos médicos.
Con cada visita, Alejandro demuestra que la risa es una terapia poderosa y que el amor por el prójimo se puede manifestar de muchas maneras, incluso a través de un simple acto de humor y calidez.
Destaco que está buscando seguir capacitándose en la risoterapia en una fundación mundial.
En un mundo donde las preocupaciones y el estrés son parte del día a día, personajes como el doctor de la risa "Jahas" nos recuerdan la importancia de no perder la capacidad de sonreír.