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Coahuila

La colonia La Loma

Entre extranjeros que llegaron, destacaban por su número los norteamericanos, al grado de que fue necesario construir una serie de casas para alojarlos

Por Staff / La Voz - 31 julio, 2022 - 09:32 a.m.
La colonia La LomaDerivado de las obras, se empezó a percibir un fenómeno social determinante en el desarrollo de la por aquél entonces pequeña población: la inmigración.

Altos Hornos de México al principió a ser construido a partir del año de 1942, en terrenos cedidos por diversos propietarios monclovenses, en la margen poniente del Río Monclova. Entre estos propietarios destacó notablemente don Teódulo Flores, distinguido ciudadano.

Derivado de las obras, se empezó a percibir un fenómeno social determinante en el desarrollo de la por aquél entonces pequeña población: la inmigración.

De repente Monclova principió a experimentar la llegada de mucha gente que provenía de todos los puntos cardinales de la República, pero también del extranjero, dándole así a la población un toque cosmopolita.

Entre los extranjeros que llegaron, destacaban por su número los norteamericanos, al grado de que fue necesario construir una serie de casas para alojarlos, en virtud de que las facilidades de hospedaje de Monclova, eran muy limitadas. De esta manera surgió la colonia La Loma, o las Casas Tipo como también fue conocida.

Para construir las Casas Tipo, se escogió una pequeña colina contigua a los terrenos que estaban siendo ocupados por la naciente empresa siderúrgica que el gobierno de México estaba instalando en la ciudad.

Las primeras doce casas de la colonia, fueron construidas de adobe y se caracterizaban por contar con una gran chimenea en la sala que permitía que los fuertes inviernos de la región, fueran tolerables.

Casi todas estas primeras casas fueron ocupadas por algunos de los técnicos norteamericanos que llegaron para enseñar a los mexicanos los secretos para la operación de una planta siderúrgica; la excepción se dio en la casa número uno que se convirtió en el hogar del Ing. Oscar Rodríguez Betancourt y su familia. El Ing. Rodríguez, fue quien dirigió la construcción de las casas, pero su tarea principal consistió en la realización de los primeros trabajos de obra civil que se requirieron en Altos Hornos y, como dato curioso, a él se debe la construcción de la torre de la Parroquia de Santiago Apostol. La familia del ingeniero estaba integrada por su esposa, doña María Isabel y sus hijos María Isabel, Martha Cristina, Ana María y Oscarito. Cuando esta querida familia dejó la casa, en seguida fue ocupada por el señor Antonio D’Estefano, su señora Elena y sus hijos Blanca y Antonio Jr. Por cierto que doña Elena era prima de la actriz Elsa Aguirre. Don Antonio trabajó en el área de Personal de la Compañía. Cuando esta familia partió de Monclova, la casa fue ocupada por una familia norteamericana compuesta por  el señor Raymond Beemish, su esposa Ada y sus hijos Jerry y Tim. El señor Beemish fue otro de los técnicos que vinieron a colaborar en AHMSA y se desempeñaba en Laminadora en Caliente cuando un infortunado accidente le produjo la amputación de una mano. Cuando se recuperó este buen hombre, siguió colaborando, ahora en el departamento de Laminadora en Frío.

Los Beemish se fueron a vivir a la Casa Páez y la casa fue ocupada por don Marcos González, su señora y sus hijos Rosario y Juan Antonio. Viviendo en esa casa nació otra hija de esta familia, pero desafortunadamente solo sobrevivió unos días, convirtiéndose así en el primer fallecimiento dado en la colonia.

La casa No.1 que es a la que me he estado refiriendo, estaba situada en la entrada de la que después fue la Calle Ebano. Frente a ella, en la casa No.2 se hospedó el señor Leon Ehrman con su esposa Mary. El señor Ehrman vino a Monclova para supervisar la instalación y la puesta en marcha del Alto Horno No.1, tarea que realizó con la valiosa colaboración del estimado Ing. Ernesto Beyer quien también fue de los primeros vecinos de esta colonia. Después del señor Ehrman la casa fue ocupada por otras familias. Ahí vivieron el señor Miguel Melendez, su esposa doña Pilar, su  hijo Rodolfo y una joven de quien no recuerdo su nombre. Después de los Melendez, en esa casa vivió el señor Jorge Romo con su familia doña Josefina y sus hijos Martha y Jorge. Cuando ellos se fueron de Monclova, la casa fue ocupada por otra familia Romo, la de don Joaquín Romo de Vivar con su esposa y sus hijos Paco y Joaquín y dos mujercitas. Por cierto que hace muy poco falleció Joaquín.

A un lado de la casa No.2, se encontraba la casa No.3 que originalmente fue ocupada por un técnico de apellido Gotchall quien llegó con su esposa y una hija muy bonita a la que le gustaba usar sombreros de aquellos que llevaban una pluma. Después de los Gotchall la casa fue ocupada por el Ing. Pablo M. Sada y su señora. El ingeniero ocupó cargos muy importantes dentro de la administración de Ahmsa. Yo lo recuerdo con mucho cariño porque fue el precursor del movimiento Scout en Monclova, organización a la que yo pertenecí.

Cuando los Sada se mudaron a la colonia Guadalupe, la casa No.3 de La Loma recibió a la familia de don  Aureliano Zapata con su esposa doña Matilde y sus hilos Filiberto y Aureliano Jr. Por necesidades de trabajo el señor Zapata fue transferido a la ciudad de México, pero la casa no permaneció desocupada por mucho tiempo, pues llegó el señor Alejandro Velarde con doña Odilia, su esposa y un ejército de hijos entre los que recuerdo a Martha, Alejandro, Hernán, Héctor y otro que se me escapa su nombre. Los Velarde fueron de los primeros vecinos que adquirieron su casa y solo salieron de ella cuando por el crecimiento de AHMSA tuvieron que venderle su propiedad.

Frente a la casa No.3, se localizaba la No.4 que originalmente le fue asignada al señor John P. Young y a su señora esposa. El señor Young, buen ingeniero norteamericano, provenía de un pequeño pueblo rural en los Estados Unidos y como extrañaba la vida del campo, decidió construir una pequeña granja en el gran patio que tenía su casa, con caballos y gallinas. Al cabo de un tiempo los Young regresaron a su tierra a principios de 1945 y por fortuna la casa le fue asignada a mi padre César Luna Larumbe. De repente tuvimos una casa casi nueva, con gallinas y caballos que los anteriores moradores habían dejado tras de si. Nuestra familia fue la que más años vivió en la Calle Ebano de las Casas Tipo. Cuando nos vimos forzados a dejarla fue en el momento en que ya no se pudieron soportar los problemas ocasionados por la vecindad de Altos Hornos.

Al lado nuestro, por el oriente, vivieron los Saucedo, encabezados por don Alfonso y la señora Alicia Garza. El señor Saucedo fue un excelente empleado administrativo de AHMSA y siempre tuvo los mejores automóviles. Cuando cambiaron su domicilio a la ciudad de México, la casa fue ocupada por un coronel del Ejército Mexicano de nombre Amaury Quiroz con tres bellas hijas y un hijo. A las hijas por extensión, se les conocía como “Las Coronelas”. Cuando el Coronel dejó de prestar sus servicios en AHMSA, para desgracia de todos nosotros los jóvenes de entonces, la casa fue asignada a una familia nicaraguense muy apreciada, me refiero a los Parodi, familia integrada por mi padrino el señor Aldo Parodi, su esposa doña Julieta y sus hijos Ida, Aldo, Manuel, Francisco, Cecilia y Eugenio. 

Frente a la casa de los Parodi estaba la que vendría a ser la No.7 de la calle Ebano, originalmente ocupada por una pareja de norteamericanos sin hijos que solo estuvieron  un poco tiempo entre nosotros y de la cual no recuerdo su apellido. Después de ellos ahí vivió don Agustín Garza Villarreal con su esposa Angelita y sus hijos Mauro y Susana, matrimonio muy querido por todo el barrio. Recuerdo que a don Agustín le gustaba mucho el beisbol y en su radio lograba escuchar la transmisión que hacía por la XET don Manuel González Caballero de los juegos de los Sultanes con sus estrellas Daniel Ríos y “La Mala” Torres. Don Agustín nos daba oportunidad de escuchar los juegos. En ese mismo radio, en alguna ocasión, pudimos escuchar a mi hermano Héctor que cantaba en un programa  bajo el nombre de Héctor del Río. Papá lo había mandado a estudiar ingeniería, pero el joven andaba de artista.

Doña Angelita era hermana de don Julián quien era el  propietario de “La Reinera”, la tienda del barrio, ubicada por la Calle Juárez, muy cerca de La Loma. Los Garza Villarreal volvieron a Monterrey y don Agustín se colocó en la Fundidora de Fierro y Acero hasta su lamentable fallecimiento. Su casa fue ocupada por otras familias como la de don José Villarreal y la del señor Honorio Domínguez.

La casa No.8 originalmente fue habitada por el Ing. José J. de la Fuente, su esposa doña Amadita y sus hijas Amada y Rosa María. El ingeniero fue el primer empleado de Altos Hornos y participó incluso en el proceso de elección de el lugar donde debía construirse la siderúrgica. Ellos vivieron ahí solamente unos pocos años ya que en cuanto estuvieron siendo terminadas las casas de la Col. Guadalupe, se mudaron a una de ellas. Cuando los de la Fuente desocuparon la casa, llegaron a ella los Benavides, una familia muy querida por todos que estaba integrada por don Salvador, doña Bertha y sus hijos Gerardo, Miguel Angel (Rolly), Bertha, María Elena y Salvador (Corcui), que nadie sabe por qué le dicen así. Gerardo y Miguelito, eramos más o menos de la misma camada, así que fácilmente organizamos nuestra pandilla, compañeros de juegos y de travesuras por muchos años. Crecimos juntos y juntos nos fuimos a estudiar. Finalmente me quedé solo pues ellos murieron en la plenitud de sus vidas y yo me quedé huérfano de amigos. 

Se fueron los Benavides a la colonia Guadalupe y la casa que dejaron fue ocupada por el Ing. Carlos Villaseñor. El ingeniero vivió en esa casa con su esposa Aurorita y sus hijos de los que rcuerdo a Pepito y Aurorita. Era una familia poco sociable pero todos muy buenas personas.

Cuando la casa se desocupó, ahí vivió el señor Honorio Dominguez, su esposa Berthita y sus hijos Bertha Elena, Luisito, Cecilia, Susy, Roberto y no recuerdo si hubo otro. Los Domínguez han sido una familia muy querida por su calidad moral, a la que los tocó el infortunio; sin embargo ellos resistieron con una notable resignación cristiana. Murieron Luis y Cecy victimas de las enfermedades y después falleció Honorio, pero sin embargo la familia salió adelante con toda dignidad. Con el tiempo emigraron de Monclova y los extrañamos.

Frente a la casa No.8, se encontraba la No.9 que era la última de las originales de la colonia. En esa casa vivieron los señores Fearn, una pareja de norteamericanos entrados en años, sin hijos. Inmediatamente después que ellos regresaron a su tierra, la casa fue ocupada por el Ing. Guillermo Portales, su esposa doña Maura “Mabi” y sus hijos Rosa Marta, Guillermo y Cristina. El ingeniero fue uno de los primeros jefes que tuvo el departemento de Aceración y bajo su responsabiidad se produjeron millones de toneladas de acero, tan indispensable para el desarrollo del país.

En seguida de la casa No.8 posteriormente se construyó una casa adicional, esta si de bloques de concreto y techos vaciados. No recuerdo el orden en que fue siendo ocupada, pero si el nombre de algunos inquilinos, como por ejemplo el señor Francisco Lira, también el de don Francisco Salinas con sus hijos Américo y sus bellas hijas “Male” y Carolina; el de César Mortera y su esposa Delia; el del Ing. Antonio Epifanía, su esposa Bettina y sus hijos Enrico, Anita y Elizabetta y hasta ahí.

Mas al norte de estas últimas casas de la calle Ebano de la colonia La Loma, casi al llegar a los límites de la gran loma donde una vez arrasada AHMSA construyó la Acería BOF, se localizaba una pequeña construcción  que solamente constaba de una habitación y un baño y ahí llegó a vivir el señor Andrew Mackert con su señora Anita y su hijo Andy. Ellos llegaron en una casa Trailer que estacionaron junto a esta habitación y en ese lugar estuvieron tres o cuatro años, tiempo suficiente para que Andy se integrara a nuestra pandilla y nos enseñara todas las diabluras que era posible aprender por aquellos años. Algún día habrá que contar la historia de este simpático “gringo” que era todo un personaje.

En la preciosa foto que les incluyo que fue tomada por el ingeniero Eduardo Rohell, que ademas de ser un excelente metalurgista, era un muy buen fotógrafo, se puede observar a mano izquierda el cauce de una gran acequia que era conocida como la Saca de Labradores Blanco. A mano izquierda de esa acequia bordeada de árboles, se encontraban las casas de los señores Flores, de don Teódulo y de su señora madre. A mano derecha de esa misma acequia, vivía don Fernando Flores, don Alejo Vela y el señor Tom Lash. Esas casas tenían su fachada hacia la Calle Torreón que era el límite de la colonia La Loma. Más hacia la derecha podemos distinguir a la Calle Ebano, donde se localizaban todas estas casas de las cuales les he comentado. Después siguen otras tres hileras de casas, pero de estas otro día les platicaré, así como de la parte nueva de la colonia que todavía está en pie.

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