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Coahuila

La nación Cherokee; el pueblo perdido y olvidado de México

Desterrados de Estados Unidos y ‘extranjeros’ dentro de su tierra ancestral.

Yolo Camotes
Por Yolo Camotes - 25 junio, 2021 - 09:45 p.m.
La nación Cherokee; el pueblo perdido y olvidado de México

El gran pueblo Cherokee, es una de las tribus más representativas de los Estados Unidos, sin embargo, su origen y cultura está mucho más ligada a México de lo que pensamos.

La evidencia arqueológica y lingüística más reciente indican que este pueblo nació realmente en el norte de México y Texas.

Con el paso de los años, podemos asegurar que los Cherokees fueron una de las civilizaciones más adelantadas en materia de derechos civiles del mundo.

Los cherokees se refieren a sí mismos como “Tsa-la-gi” o “A-ni-yv-wi-ya” que significa “La gente del principio”, mientras que la palabra cherokee es originaria de los vocablos “Choctaw”, “Cha-la-ke”, aquellos que viven en las montañas, o “Chi-luk-ik-bi”, aquellos que viven en el país de las cuevas.

Surgieron en el norte de México y por necesidades relacionadas con búsqueda de alimento, se trasladaron a la zona de los grandes lagos al norte de los Estados Unidos.

Después de las guerras con las tribus de la zona, especialmente los Iroqueses, fueron empujados al sureste de los Apalaches, es decir a las regiones montañosas de las actuales Carolinas, Tennessee, Kentucky, el norte de Georgia y Alabama.

Cada aldea de este pueblo tenía alrededor de 350 a 600 personas, generalmente se asentaban a lo largo de las riberas de los ríos.

En el centro de cada aldea, en la plaza del pueblo, contaban con una edificación realizada de troncos y lodo llamadas Casa del Consejo, donde se hacían asambleas políticas y ceremonias religiosas.

Sus reuniones eran integradas por representantes de los siete clanes. 

La economía del pueblo Cherokee se basaba más en la agricultura intensiva, cultivaban maíz, frijoles y calabaza, además cazar ciervos, osos y alces.

La ropa de este pueblo estaba elaborada de pieles de animales, las confeccionaban las mujeres con agujas hechas de hueso, los hombres realizaban los mocasines.

Este pueblo también trabajó con cerámica colorida fabricando jarras y cuencos.

Hasta este punto este pueblo parecería no sobresalir mucho del resto de los pueblos de Mesoamérica, pero su cultura, aparentemente sencilla, estuvo muchos siglos más avanzada que las de occidente.

Basta revisar su organización social e igualdad de género, pues contrario a la mayoría de las tribus y pueblos de América.

En esta cultura las mujeres tenían el pleno derecho a decidir su destino ya fuese como guerreras o esposas.

En el pueblo Cherokee, si las mujeres optaban por el matrimonio, ellas elegían a su esposo y si así lo deseaban, podían pedir un tiempo para vivir con él antes de la ceremonia de boda, con el fin de constatar si el hombre daba el ancho como proveedor.

En el matrimonio, la casa que habitaban pasaba automáticamente a ser propiedad de la mujer, si querían divorciarse, sólo tenían que dejar las pertenencias del esposo en la entrada de la vivienda, sin tener que justificar su decisión, sin perder tampoco la honorabilidad ante la sociedad.

A las mujeres casadas, nadie les pedía explicaciones, ni siquiera el marido, se confiaba plenamente en la justicia femenina.

Señalar que ninguna de ellas tomaba la decisión de su futuro a la ligera, justamente en ella recaía este peso porque a la mujer se le consideraba justa, sensata, prudente e inteligente.

En la cultura Cherokee el rol del ama de casa era muy importante y además ampliamente respetado debido a que la familia era la unidad social predominante y sólo las mujeres eran aptas para estar al frente, esto les daba poder económico, social y político.

Incluso en los consejos de guerra cuando no llegaba en alguna decisión unánime, existían grupos de mujeres que intervenían para dar su fallo final. Ellas tenían la última palabra sobre las grandes decisiones 

Si acaso una mujer llegaba a cometer una injusticia con su familia, no era castigada, pero se ganaba el repudio de su gente y esto era lo peor que podía pasarles, pues su honor era lo único que las podía conectar con la naturaleza.

Esta nación profesaba como principios universales, un profundo respeto hacia la madre tierra y a todos los seres vivos. Un gran sentido de justicia, pero también de perdón y amor.

COLONIZACIÓN Y MATANZAS

Con la colonización de los que hoy son los Estados Unidos, comenzarían a surgir distintos conflictos por los territorios que los Cherokees habitaban.

En el año de 1720, una considerable parte de los miembros de esta tribu, decidieron regresar a lo que ellos consideraban la tierra de sus ancestros (México), emprendiendo su viaje a lo que en ese entonces se conocía como la Nueva España.

El éxodo se asentó en distintas partes de la misma en especial a lo que hoy es el estado de Coahuila.

Con el paso del tiempo, se fueron asimilando a la población local, mientras otro grupo más reducido, decidió seguir adelante al sur, estableciéndose en las orillas de lo que hoy es el Lago de Chapala en el estado de Jalisco y Michoacán.

En el año de 1785, los Cherokees que se quedaron en Estados Unidos, fueron víctimas de salvajes matanzas y persecución y no les quedó más remedio que firmar un tratado con el gobierno de Estados Unidos para ceder parte de su territorio a cambio de protección, así como una supuesta representación de la nación Cherokee ante el congreso estadounidense, lo que nunca ocurrió.

Poco a poco la nación Cherokee fue desplazada y orillada a regresar a las tierras de donde habían surgido sus ancestros en lo que hoy es Texas y donde las autoridades españolas les permitieron establecerse.

Al independizarse la Nueva España de la península ibérica’ y nacer México como república independiente y tras la caída del emperador Iturbide, el nuevo Gobierno Federal le negó a los Cherokees su petición de acceder a más tierras, además de darle largas en la sesión sus títulos de propiedad.

Tampoco se les reconocía como nación indígena.

Durante la guerra de secesión de Texas, los Cherokees prefirieron mantenerse neutrales. Los secesionistas estadounidenses radicados en Texas, le prometieron tierras a cambio de apoyo logístico y de víveres, pero al terminar la guerra y Texas pasar a ser una nación independiente, la única tierra que los Cherokees recibieron fue la tierra encima de sus tumbas.

La mayoría del pueblo Cherokee vio nuevamente a la República de Texas como una réplica de lo que fue el gobierno de Estados Unidos, con una larga lista de abusos y promesas incumplidas.

Muchos Cherokee eran leales a México que aun a pesar de que no les proporcionaron las tierras, por lo menos, si los habían dejado vivir en paz y no mandarlo a campos de concentración o como Estados Unidos llamó: “reservaciones”.

Poco tiempo después, en el año de 1838 la tribu Cherokee y los habitantes de origen hispano que habitaban en Texas, se rebelaron contra el nuevo gobierno de la República de Texas en lo que se llamó “El Levantamiento de Córdoba”.

Se esparció el rumor de que estos rebeldes estaban apoyados por el Presidente de México  el General Antonio López Santana.

Pero el único apoyo que en realidad recibieron del gobierno de México, fue un “buena suerte y vayan con Dios”.

Los rebeldes Cherokees deseaban reincorporarse a la República Mexicana, pero sin armas y apoyos de ninguna clase, finalmente fueron vencidos en 1839, cuando les fueron confiscadas seiscientos mil acres de tierra.

Con esto, formalmente fueron expulsados de sus propias tierras en Texas, algunos emigraron al norte de los Estados Unidos y otros hacia Coahuila, Tamaulipas, Nuevo león y Chihuahua donde fundaron un pequeño pueblo llamado San Fernando en Coahuila y donde el gobierno de México les permitió establecerse y formar un gobierno semiautónomo.

En el año de 1835, el entonces Presidente de los Estados Unidos Andrew Jackson había firmado un tratado en el que aceptaba formalmente a un delegado de esta tribu en el congreso.

Este presidente entre otras cosas, fue el que envió a la nación Cherokee al destierro en lo que hoy se conoce como el “sendero de lágrimas”, obligándolos a caminar por siete meses más de 1300 kilómetros a pie, falleciendo de hambre y de frio más de cuatro mil de los diez mil indígenas que comenzaron el éxodo.

Aún hasta hoy, Estaos Unidos no ha honrado el tratado firmado por su propio mandatario y ratificado por el Congreso de aquella nación.

EL GRAN SEQUOYAH

En el año de 1839 dentro del grupo de refugiados Cherokees expulsados de Texas, arribarían la población de San Fernando en México, un Cherokee de nombre Sequoyah, que era un estudioso y genio de las lenguas el cual fue el creador del lenguaje escrito Cherokee.

Esto le permitió en tan solo cinco años superar el nivel literario educativo de los colonos ingleses.

Además, el silabario creado por Sequoyah, influiría para la creación de alfabetos propios en otros 65 lenguajes alrededor del mundo.

El sueño de Sequoyah era poder unir a los numerosos grupos de indígenas Cherokees establecidos en la república mexicana y los dispersados en Oklahoma y Arkansas para reestablecer una gran nación Cherokee.

Esto provocó que el gobierno de la nueva república de Texas viera en Sequoyah a un agitador indígena, así como una amenaza a la nueva república.

Como hasta la fecha ocurre, enviaron sus tropas de manera ilegal para que cruzaran la frontera hacia México con el fin de capturarlo y llevarlo a Texas donde sería juzgado por sus “crímenes” en contra de la nueva nación.

Afortunadamente este contingente militar no pudo capturarlo.

Las tropas regresaron a Texas con las manos vacías.

Secuoya con 70 años de edad, enfermo de una infección pulmonar y cansado, falleció en una cueva en Coahuila, pero murió libre, sonriendo y sin que jamás pudiera ser capturado.

Este valiente hombre fue un gran escolar de esta tribu Cherokee y creía firmemente que México era la tierra ancestral de su pueblo, así como la fuente de toda la sabiduría y conocimiento de su pueblo.

También creía que algún día habría de levantarse para tomar el lugar que le correspondía entre las naciones del mundo.

Años más tarde el pueblo de San Fernando de Rosas, sería renombrado Zaragoza.

En años más recientes se dijo que los restos de este personaje fueron encontrados muy al norte de los Estados Unidos y lejos de la frontera con México, en específico en el estado de Oklahoma.

Afirmaban que supuestamente en una cueva encontraron un esqueleto con una pierna más corta que otra, una pipa larga, dos millones de plata, un rifle y un hacha, todo coincidiendo con las características de Sequoyah.

Muchos dudan de este hallazgo ya que geográficamente hubiese sido imposible que llegara hasta ese punto.

En realidad, su tumba se encuentra no muy lejos de lo que hoy es la población de Zaragoza, cerca de una cueva y unas aguas termales donde es sigue descansando en paz.

La historia del pueblo Cherokee ha estado repleta de lágrimas, guerras y traiciones donde ellos siempre con el corazón abierto confiaron una y otra y otra vez en las promesas de los tratados.

Por su parte el Gobierno de México los ha ignorado completamente pues ni siquiera reconoce al lenguaje Cherokee bajo el argumento de que los descendientes de este grupo se asimilaron con la población local.

El pueblo Cherokee no construyó grandes pirámides, ni dejó grandes legados de matemáticas o astronomía, pero sí dio ejemplo de gran civilidad y espiritualidad, donde hombres y mujeres tenían los mismos derechos.

Lamentablemente han sufrido calamidades por culpa del hombre blanco que se ha empeñado hasta el cansancio en borrarlos del mapa al grado de no reconocer su existencia.

LOS SIETE CLANES CHEROKEES

Lobo, Aniwayha, este era el más grande y prominente, de donde provenían la mayor parte de los jefes de guerra, eran considerados los guardianes del lobo y los únicos que podían matarlo.

Segundo clan: Pantera Azul, Anisahoni, dedicados a elaborar medicinas para la tribu a partir de una planta azul.

Tercer clan: los Cabello largo, Anigilohi, éstos llevaban el cabello largo con elaborados peinados y vestían una túnica de plumas blancas. Eran los encargados de realizar los ornamentos para el cabello.

Cuarto clan: Pájaro, Anitsisqua, eran considerados poseedores de las aves, así como mensajeros de la tribu, quienes se capacitaron en el uso de cerbatanas y trampas para cazar.

Quinto clan: Pintura, Aniwodi, ellos fabricaban tintes rojos y de este clan se formaban los chamanes de la tribu.

Sexto clan: Venado, Aniawi, eran los guardianes y cazadores de venados y se distinguían por ser rápidos corredores.

Séptimo clan: patata silvestre, Anigatogeioi, que reunía papas silvestres para elaborar harina y pan.

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