Contactanos

Coahuila

Las Cartas Sobre La Mesa

Por P. Noel Lozano - 27 enero, 2019 - 10:56 a.m.

Titulo del artículo: El mejor libro

Todas las personas incubamos en el corazón un deseo profundo: “que existan tiempos de esperanza, tiempos de paz, tiempos de bonanza”. De alguna manera, incluso indirectamente, estamos todos comprometidos con crear y ser autores de esos tiempos, de los escenarios que todos anhelamos en nuestro entorno. Algo muy sano es consultar, buscar en lugares adecuados orientación, qué mejor que acercarnos a la Sagrada Escritura. En éste libro sagrado encontraremos precisamente las recomendaciones y antídotos contra la tristeza, el desánimo, el desaliento, las rupturas, nos encontraremos además de consejos llenos de sabiduría, con Jesús de Nazaret. La lectura de la Biblia nos lleva a descubrir no sólo unos textos de un gran valor espiritual, sino sobretodo nos conectan con el autor de la paz, del amor, de la armonía, de la estabilidad: Jesús. La Sagrada Escritura no sólo es texto, sino encuentro con la Palabra de Dios que es viva, vivifica y permanece para siempre.
  1. La Escritura, libro del judaísmo. Para un pío judío del tiempo de Jesús dos eran sus puntos fundamentales de referencia religiosa: el templo y la Torah. En ambos está presente Yavéh con su benevolencia y su amor. En ambos dialoga con el hombre como un amigo con sus amigos, como se ve en el texto de Nehemías en el que el pueblo entero hizo un gran festejo “porque había comprendido las palabras que les habían enseñado”. En el templo estaba permanentemente encendido el candelabro de los siete brazos para señalar la providencia de Yavéh sobre su pueblo. Cuando en el año 70 DC fue destruido el templo de Jerusalén, el pueblo judío se quedó únicamente con la Torah como punto de referencia religiosa, como centro de unificación y de identidad de los judíos dispersos. La Escritura es libro del judaísmo, porque es Palabra de Dios, y porque es el código fundamental de su identidad religiosa y cultural. 2. Jesús, el Libro de la esperanza.Jesús, como buen judío, escuchó y leyó la Torah, escrita y oral, en múltiples ocasiones y celebraciones religiosas. Estaba familiarizado con ella, porque en ella se había educado durante treinta años y en ella se veía reflejado, en virtud de la conciencia que tenía de sí mismo. Por eso, podrá decir sin titubeo alguno en la sinagoga de Nazaret: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír”. De este modo, el cristianismo no es principalmente la religión del libro, sino la religión del encuentro esperanzado con la persona de Jesús, libro siempre vivo que revela a los hombres las vicisitudes y los tortuosos caminos de la historia. A lo largo de los siglos los cristianos se han inspirado y continúan inspirándose en el Evangelio, libro de esperanza y consuelo, que se convierte en la guía inequívoca de su ser y de su actuar como creyentes.
  2. Lectura esperanzada de la Biblia.El Antiguo y el Nuevo Testamento son los dos pulmones con los que respira la fe, la moral y la piedad de los cristianos. Marción, en el siglo II, quiso suprimir el Antiguo Testamento del cristianismo, pero su posición fue rechazada por la Iglesia como herética. Porque “toda la Escritura es un solo libro, y ese libro es Cristo”. De la lectura reposada, en oración, en reflexión, en serenidad de la Biblia, brotan los sentimientos más hermosos, llenos de esperanza, de alegría, de paz y de consuelo. La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios que me renueva en la motivación e ilusión para seguir adelante.
  3. La Biblia me lee e interpreta.La Biblia es un libro sagrado, que norma nuestra fe y nuestra vida. Por tanto, no puede ser un libro de pasatiempo o de lectura superficial, no comprometida. La Biblia no es un libro que se lee para conciliar el sueño por la noche. La Biblia es Palabra que Dios me dirige personalmente a mí cuando la leo, me fortalece en la esperanza de la vida. La Palabra de Dios me interpela, me lee y me interpreta. Me interpela, buscando una respuesta a lo que me dice mediante la lectura del texto. Me lee, desentrañando los secretos de mi corazón, y suscitando el deseo de cambio. Me interpreta, dando una orientación segura a mi existencia: a mi modo de ser, de pensar, de vivir, de actuar en el mundo, y moviendo mi voluntad a seguirla. La Sagrada Escritura me habla no sólo al intelecto, sino sobretodo al corazón.
  Santa María Inmaculada, de la Dulce Espera, Ruega por nosotros. P NOEL LOZANO: Sacerdote de la Arquidiócesis de Monterrey. www.padrenoel.com; www.facebook.com/padrelozano; padrenoel@padrenoel.com.mx; @pnoellozano

Artículos Relacionados