Monclova, Coah.- En una emotiva conmemoración del Jueves Santo, la Iglesia Santiago Apóstol de Monclova celebró la Cena del Señor con una escenificación profundamente simbólica del lavatorio de los pies, acto que recuerda cómo Jesús, siendo Maestro y Señor, se humilló para servir a sus discípulos. El párroco Néstor Martínez presidió por primera vez esta solemnidad en la comunidad, destacando que este gesto es el centro del mensaje cristiano: el amor que se entrega sirviendo.
Durante la homilía, el sacerdote invitó a los presentes a dejarse lavar por Jesús, no solo en lo físico, sino en lo espiritual. "Hoy Jesús te pide que te dejes purificar por Él. Así como lavó los pies de sus discípulos, hoy quiere tocar tu vida y renovar tu servicio", expresó. El lavatorio de los pies no fue solo una representación, sino un llamado a vivir con humildad, reconociendo que servir es una forma de amar, aun cuando el camino esté lleno de pruebas, dolor o cansancio.
La celebración continuó con la misa de la Cena del Señor, recordando el momento en que Jesús instituyó la Eucaristía. "Jesús sabía que estaba por pasar de este mundo al Padre, pero no quiso dejarnos solos. Se quedó con nosotros en el pan y el vino, en su Cuerpo y en su Sangre", dijo el padre Néstor. Añadió que este memorial es un regalo de amor que debe permanecer vivo en la memoria y el corazón de cada creyente. "El que come de este pan y bebe de esta sangre tendrá vida eterna", recordó.
Al concluir la ceremonia, se realizó la bendición del pan y las uvas, elementos que representan el vínculo eterno entre Cristo y su Iglesia. El padre Martínez hizo un llamado a todos los presentes a renovar su servicio a Dios, sin importar el dolor vivido. "Pídele al Señor que convierta tus heridas en alegría. Servir a Dios es un privilegio, incluso en medio de las dificultades", concluyó. El Jueves Santo dejó así una huella de esperanza, servicio y comunión entre los fieles.