Después de dos años de su accidente donde quedó totalmente inmóvil luego de la agresión que sufrió por parte de un compañero que le propinó un navajazo en su cuello, Eduardo de la Cruz Rangel dejó de percibir el apoyo semanal que le daban en su último trabajo, Super Carnes Rojas.
La lesión medular completa a nivel cervical quedó para un diagnóstico de movilidad cero, informó su esposa María Catalina Guajardo de la Cruz quien mencionó que la agresión en el área de trabajo ocurrió el 4 de septiembre del 2022.
En ese entonces, lo iban a pensionar en el Seguro Social, pero lamentablemente Lalo a pesar de que tenía ocho meses laborando en la carnicería no tenía cotizaciones reportadas, es decir, no estaba asegurado y no procedió la pensión por incapacidad total.
María Catalina, la esposa de Lalo mencionó que en aquel entonces hizo un acuerdo con el patrón, de que se le daría el 60% de su salario semanal que era de mil 100 pesos por semana, pero repentinamente la última semana fue suspendido el apoyo.
Todo esto se hizo verbal, no trascendió ningún acuerdo formal, pues ella estaba ocupada en atender al cien por ciento a su esposo. Sus hijos trabajan, son quienes mantienen el hogar, y el dinero que recibían del trabajo era para aplicarlo en sus necesidades de medicamentos o tratamientos.
Por ello, Catalina acudió ayer a la Junta de Conciliación y Arbitraje a verificar si laboralmente hay algo que se pueda hacer.
"Sabíamos que este apoyo no era para siempre, pero cuando menos esperábamos que se diera hasta que Lalo pudiera moverse un poco más, para yo poder trabajar y sacar adelante los gastos de la casa, y aunque él ha mejorado un poco, no es suficiente como para quedarse solo y esperar a que lleguemos sus hijos o yo al hogar", comentó.
Otro de los acuerdos verbales que hizo con el patrón fue que además de los mil 100 pesos semanales, la carnicería se comprometía a pagar el Seguro Social de Lalo para que siguiera con la atención y también, se haría cargo de pagar el INFONAVIT, pues habitan en una casa de interés social.
Por todo esto, María Catalina Guajardo acudió ayer a la junta laboral con el afán de verificar qué pueden hacer, porque no solo les afecta en lo económico que, aunque no fuera mucho, les servía para los gastos médicos, pero les preocupa el IMSS y el pago de su casa.