Muchas personas en estas fechas sienten cierta angustia, tristeza, dolor ante la llegada de la Navidad, consideran que a diferencia de otros años la persona amada ya no está o tienen problemas económicos y al ver el derroche de dinero y compras de otros les pone mal, incluso la reunión con amigos y familia se vuelve todo un conflicto.
La temporada de Invierno y la carga emocional que estas fiestas representan para algunas personas termina por generar un deseo de que pase con rapidez, incluso se forman pensamientos de suicidio; diciembre es el mes en donde más suicidios se presentan.
Durante el año 2017, se han presentado en la región Centro 26 casos de suicidio, 23 de ellos hombres y tres mujeres, la mayoría es asfixia por ahorcamiento y solo hay un caso en donde hubo arma de fuego.
Monclova encabeza la lista con 12 casos, sigue San Buenaventura con cinco, Frontera con cuatro, Nadadores con dos y con un caso cada uno los municipios de Cuatro Ciénegas, Lamadrid y Castaños.
Hasta el momento son dos los casos registrados durante el mes de diciembre. La Navidad no es dañina, el dolor o la angustia que produce viene por alguna situación, así como le pasó a Martín Montoya Quiroz de 32 años quien en estas fechas perdió al primero de sus hijos dejando un dolor enorme e incluso llegó a odiar la Navidad.
Fue hace 10 años cuando su bebé de apenas tres meses murió luego de una bronconeumonía, Martín se llamaba el pequeñito quien nació con problemas en los pulmones y a los tres meses esto se complicó.
“En esta estas fechas compraba y compraba medicamentos, me sentía triste, me sentía angustiado, llorando por mi hijo”, comentó.
Mientras mucha gente se preparaba para la noche de navidad en familia, en donde habría diversión, alegría, música, comida, Martín y su esposa estaban en el hospital con su primer hijo, su más grande tesoro.
Señala que fueron momentos muy difíciles, tras muchos días de esperanza su hijo finalmente murió, esto le generó depresión, incluso tardó muchos años en sanar esas heridas y aunque tenía a su esposa para salir adelante en ese momento no entendía razones.
Familiares y amigos le decían que no estaba solo, pero esas palabras, ese apoyo moral no era reconfortante, estaba enojado con la vida, no le gustaba que le dijeran que todo pasaría, no quería escucharlos, perdió toda esperanza.
Nadie podía comprender su dolor, la tristeza que le causó la muerte de su hijo, pero cuando sintió que tocó fondo, que tenía que hacer algo para recuperarse a sí mismo, fue cuando se acercó a Dios.
Asegura que solo Dios le ayudo a salir adelante, empezó a sentir que Dios estaba con él cuando se acercó a la iglesia cristina Getsemaní en la colonia Occidental.
“No hay problema en la vida, el dolor de perder a un hijo es el dolor más grande y no se olvida pero se supera, todo lo demás tiene solución y con el apoyo de Dios se puede lograr”, comentó Martín Montoya.
Mencionó que todo tiene solución y que no hay carga que no se pueda soportar, confiar en Dios y tener el apoyo de la familia y de los amigos es fundamental.
Ahora la vida le cambió completamente pero porque creyó que esto iba a pasar, lo visualizó, cambió todo pensamiento negativo y el resultado es tener una familia integrada por seis personas, él, su esposa y sus tres pequeños Daniela de cinco años, Leonardo de dos años, Max de cinco meses y un ángel llamado Martín que está en el cielo.
“Pensé que ya no tendríamos hijos, tardamos muchos años para tener a Daniela y después de ahí tuvimos hijos seguiditos”, comentó.
Celebran juntos la Navidad y la mayor satisfacción es ver a sus hijos alegres por la llegada de Santa Claus, vivir como si fuera en cámara lenta esos momentos de plena felicidad en familia.
“Cobíjense en Dios, en familiares, cuando se toma una mala decisión como el suicidio lo resiente la familia y les dejamos un dolor similar al que nosotros teníamos, por eso es importante salir adelante, poner todo el empeño para ser que cada día sea mejor que ayer”.