“Yo no quería que esto pasara, tengo sentimientos encontrados, tristeza por mis hijos y alivio porque desde que me agredió viví un infierno pensando que regresaría a matarme o atacar a mis hijos y a mi familia”, señaló llorando Virginia N, al enterarse del suicidio de Cruz Alberto Romero su esposo y agresor.
Visiblemente consternada, Virginia dijo que lo único que esperaba es que lo encontraran con vida y que lo metieran a la cárcel para que no lastimara a alguien más.
La noticia del suicidio la recibió este miércoles 15 de marzo a las 2 de la madrugada, si primer sentimiento fue de tristeza y alivio.
“Yo quería que lo encontraran, tenía mucho coraje por lo que me hizo, fue muy feo, una escena de terror, todo lo que pasé fue un infierno, pero no deseaba su muerte, solo que ya no le hiciera daño a nadie más”.
Recordó que iban a cumplir 5 años de casado, estuvieron dos años y medio de novios y durante la mayoría de la relación, fueron una familia feliz.
“Al principio me trataba muy bien, de novios súper lindos conmigo, con mi hijo, siempre trató de integrarnos, nos llevaba mucho a Cuatro Ciénegas y no había cosa que no nos diera para mantener a su familia feliz”, explicó.
“Era un hombre muy familiar, y eso me atrajo mucho de él”, recuerda que hace año y medio después del COVID, le dieron la plaza en Chihuahua y toda la familia se fue para allá.
“Las cosas cambiaron, se volvió super machista, no me daba dinero y me tenía encerrada. No me faltaba de comer, pero su trato se tornó violento”.
Comentó que, para entonces, su marido tomaba medicamentos controlados que le recetó un médico en Monterrey, ya que olvidaba las cosas y no podía concentrarse en el trabajo.
“No se si fue el medicamento, pero se tornó muy bipolar, me aventaba las cosas y me decía hazle como puedas, viví un infierno, ver todo eso, decidí regresarme a Monclova y el me pidió otra oportunidad, regresarnos todos con la promesa de que iba a tratarme mejor”, recuerda.
Lea la entrevista completa, mañana en la edición impresa de su Periódico La Voz.