Jesús Limón Elizalde tenía ambiciosos planes personales para antes de finalizar aquel 2012, entre ellos contraer nupcias, sueño que todo hombre desea realizar en algún momento de la vida y que su entonces novia y él habían venido preparando desde hacía casi un año.
Pero Chuy Limón, como lo llaman cariñosamente sus familiares y amigos, no contaba con que el destino tenía obstáculos preparados para él, y que no sería fácil superarlos. Esto cambió de manera radical los proyectos que tenía para su futuro.
PRIMEROS SÍNTOMAS
Para entonces hacía ya meses que sufría de un cansancio físico extremo, y aunque dormía mucho, sentía que debía descansar aún más.
Los médicos públicos y privados que consultó y que no fueron pocos, no lograban darle un diagnóstico claro sobre su malestar.
“Debe de ser el entorno, su trabajo”, sugerían unos. O esto o aquello, dice que le decían otros, pero no se ponían de acuerdo.
Limón es licenciado en Ciencias Químicas, y en ese momento trabajaba como ingeniero de Procesos en una empresa en la que se manipulaban sustancias de ese tipo.
Relata que finalmente, aunque no para su agrado, el 12 de noviembre, en una consulta en el Hospital de Especialidades número 34 de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, obtuvo el diagnóstico acertado.
UN BUEN DEPORTISTA
Desde los 4 ó 5 años, a Chuy siempre le gustó el deporte. Jugaba futbol soccer con familiares y vecinos de la colonia Lomas del Norte en Piedras Negras, y también practicaba futbol americano en el equipo Cougars en su paso por la secundaria.
Jugaba también basquetbol, pero su pasión principal es el balompié, donde logró destacar al grado de ser reclutado por las Fuerzas Básicas del equipo Monarcas Morelia de la Primera División profesional.
Ahí estuvo durante seis meses, pero finalmente decidió dejar ese camino para seguir con sus estudios y concluir su bachillerato en el CBTis número 34 de esta ciudad, donde se graduó como técnico laboratorista.
EL DIAGNÓSTICO
Al término de aquella consulta en la ciudad de Monterrey, le explicaron el resultado de un electrocardiograma que le hicieron en Piedras.
“El cardiólogo -relata-, en medio de un grupo de practicantes que se encontraba con en él ese día, con sólo observar por un momento el estudio, me preguntó: “¿cuántos años tiene?”. Le contesté: “30, doctor”. Me respondió: “pues usted tiene el corazón de una persona mayor, de un viejito y necesita marcapasos”, al momento que mostraba el electrocardiograma a los practicantes, que aprovechaban mi diagnóstico para aprender más sobre su futura profesión. Por un momento me sentí valioso por aportar algo a su educación, pero inmediatamente volvió a mí la sensación de miedo e incertidumbre; pensaba en lo que significaría portar un marcapasos, en cómo iban a cambiar las cosas, o simplemente hasta qué grado iba a depender de ese extraño dispositivo. ¿Me podré casar en diciembre?, me preguntaba.
El diagnóstico técnico del especialista fue fulminante: “Tiene un bloqueo auriculoventricular, por lo cual necesita la colocación de un marcapasos”.
LA CIRUGÍA
El día establecido por el cardiólogo para la operación fue el 7 de diciembre del 2012. Y la boda estaba programada para el 22 del mismo mes.
A Chuy lo invadió en esos días una sensación de miedo y aflicción y se preguntaba por qué tenía que sucederle eso a él, sobre todo en una etapa tan importante de su vida.
“Te sientes triste porque piensas que ya no vas a servir para poder hacer muchas cosas. Y debes decirle a tu familia lo que tienes y sabes que los vas a preocupar. Temía principalmente por mi mamá. ‘Se va a poner muy triste’”, recuerda.
La operación para colocarle el marcapasos duró una hora y media y estuvo todavía tres días internado antes de ser dado de alta.
CASADO Y… DESEMPLEADO
Ya en Piedras Negras terminaron los últimos preparativos de la boda y después del aquel 22 de diciembre Chuy Limón comenzó una nueva vida en todos los aspectos.
Después de la operación y la boda, Chuy Limón atravesó por un periodo difícil, pues no conseguía trabajo. Debido a que portaba un marcapasos no podía laborar en ciertos ambientes. Le decían en Recursos Humanos que los empleos no eran aptos para personas con problemas cardiacos, y tardó más de un año para finalmente tener estabilidad laboral y económica.
RESPALDO INCONDICIONAL
No olvida que en esos momentos contó siempre con el apoyo de su familia y de su entonces esposa.
Actualmente labora como auxiliar de Servicios de Operación en la Comisión Federal de Electricidad y volvió a practicar deporte.
En el plano familiar disfruta de la compañía de su hermosa hija Luciana, de 4 años.
“La dolencia cardiaca y el frío marcapasos que un día trajeron miedo y tristeza ahora son literalmente mi motor, lo que me impulsa a aprovechar, con la ayuda de Dios y de manera positiva, cada día”, expresa finalmente Jesús Limón Elizalde.
Chuy estuvo en las Fuerzas Básicas del equipo Monarcas Morelia de Primera División.
Chuy Limón ha practicado basquetbol y futbol americano, pero su pasión es el futbol soccer.