Eduardo Galván Escobedo, un empleado como “empacador” de Súper Gutiérrez, lamentó la pérdida de don Antonio Gutiérrez.
Mencionó que conocía muy bien a don Toño, (así le llamaba él) desde 1960, en aquellos años cuando empezó con su tienda, en la calle Cinco de Nueva Rosita, Coahuila.
Era una tienda de abarrotes, que él mismo atendía, llevaba la mercancía a las casas, le gente le hablaba por teléfono, le tomaba el pedido y se iba a entregar el mandado.
Había gene que le pedía la despensa completa y don Toño amablemente lo hacía, porque nunca andaba de mal humor, era una persona muy carismática.
Don Lalo, como le llaman de cariño sus compañeros de trabajo, agregó que don Toño era muy tenaz, a sus hijos desde muy chicos los enseñó a trabajar, mencionó que aprendieron desde acomodar la mercancía, empacar y también a repartir los pedidos.
Además, agregó que era muy amable, alegre bromista, luchón y humilde de corazón, asimismo hizo mucho por los pobres y ayudaba a los necesitados.
Finalmente, don Lalo, dijo: “en realidad perdemos un hombre ejemplar”, ya con algunas lágrimas en sus ojos por la tristeza que le invadió.
