El arribo diario de grupos de migrantes centroamericanos deportados de Estados Unidos a la frontera de Coahuila, podría convertirse en un serio foco de infección, porque no se están tomando las medidas básicas necesarias contra la contingencia sanitaria generada por el coronavirus COVID-19.
“Camionetas del Instituto (Nacional de Migración), cruzan a los migrantes a diario desde Eagle Pass por el Puente II, pero no traen cubre bocas, no hay aparatos para medir su temperatura”, lamentó Blanca, trabajadora en las Oficinas Federales.
En el inmueble laboran entre 30 y 40 personas en oficinas como Profeco, Profepa, INEGI, Banjercito, Indabin y empleados de limpieza.
Ayer cruzaron 32 extranjeros, todos acogidos al programa de Protección a Migrantes (PPM), la mayoría hondureños que permanecieron alrededor de un mes en Texas.
En las oficinas recibieron una ficha blanca, que los protege para transitar por territorio mexicano, hasta en tanto sean llamados por un Juez Federal de Inmigración de Laredo, Texas, para conocer si calificaron para asilo político en Estados Unidos.
Los migrantes reciben una auscultación médica rápida por personal del Sector Salud del Estado, cuyo consultorio está dentro de las oficinas del INM.
Muchos se quedan en albergues en Piedras Negras, otros están rentando viviendas, unos más deciden regresar a sus países en unidades de la Central de Autobuses.
El Instituto Nacional de Migración difundió el pasado jueves 19 de marzo, un comunicado con nuevas medidas de protección a repatriados mexicanos frente al COVID-19.
Pero no hay medidas de protección a migrantes extranjeros, para evitar posibles contagios entre la población local, luego de ser deportados del vecino país.
El comunicado especifica que se amplió el horario de atención en los puntos de internación por la frontera.
Grupo de migrantes centroamericanos deportados de Texas a la frontera de Coahuila en Piedras Negras.