Al anunciar el cierre de todos los comercios de actividades no esenciales y por ende a los conocidos tianguis o pulgas las personas que vivían de lo que vendían diario, no les quedó de otra que pensar y utilizar su ingenio para seguir subsistiendo.
Este el caso de Katilia, una de las integrantes de las pulgas La Fe que recientemente fueron reubicadas de los terrenos que son utilizados ahora para la mega construcción de la plaza de bienestar en la colonia Lázaro Cárdenas.
Ella decidió sacarle provecho a su conocimiento de costura, se dedica ahora a vender cubrebocas que ella misma elabora y los promueve en sus redes sociales para poder sacar adelante a sus hijos y colaborar con los gastos de la casa.
Con precios de 40 y 50 pesos, Katy ha venido cumpliendo la demanda de la gente que busca cubrebocas, además de que son estampados atractivos para la vista, ha podido sobrellevar esta etapa de pandemia donde todo se paralizó al no ser actividades esenciales.
Con la ayuda de sus hijos, Rene de 19 años quien le ayuda a cortar la tela, Emmanuel de 13, lucero de 11, Óscar de nueve y Alberto de siete años, son el equipo de trabajo que a diario sacan la producción de cubrebocas para reponer las actividades que realizaban en la venta de ropa usada y piñatas que no se pudieron efectuar por la pandemia.