Rancherías, Municipio de Múzquiz.- José Santos Contreras Rebullosa tiene 21 años y cuatro trabajando como ayudante en pozos y cuevas de diferentes empresas en la Región Carbonífera, con la intención de juntar ahorros para proseguir estudios que su familia no puede costear. El 4 de junio, día del siniestro, se encontraba laborando en la cueva de Micarán y es uno de los sobrevivientes de la tragedia que costó la vida a siete sus compañeros, atrapados por la inundación en la parte final de los rudimentarios cañones en declive.
Su padre, antiguo rescatista, nunca estuvo de acuerdo con la decisión de su hijo de trabajar en esas precarias excavaciones, cuyos peligros por su experiencia conocía. Al enterarse del siniestro, acudió de inmediato con otros familiares a la cueva, donde encontró a su hijo asustado pero vivo.
Al leer la información sobre los tres de trabajadores fallecidos que no estaban registrados en el IMSS, buscó apoyo para revisar la situación de José Santos y descubrió la amarga verdad: ninguna de las empresas en que ha trabajado durante cuatro años lo afilió y aparece con cero semanas cotizadas.
Información y documentos conocidos por INFONOR muestran que por lo menos un tercio de los trabajadores que laboraban en Micarán se encontraban en las mismas condiciones, sin afiliación al IMSS o registrados con salarios mínimos para reducir la cuota patronal, mientras se les entregaba una cantidad superior en efectivo.
Por su labor en Micarán, cada sábado el capataz -al que solo se conoce como “El Chino”- le entregaba a José Santos un sobre con 1,200 pesos en billetes, según la nómina que enviaba Gerardo Nájera.
Una vez terminado el rescate de los cuerpos de sus compañeros, que el joven apoyó como voluntario, “El Chino” lo buscó para trabajar en otra cueva, que no sabe si es de Rodensa, Carkim o Micarán, y le ofreció que esta vez le pagarían más y lo afiliarían al Seguro Social.
“La raza quedó asustada por lo que pasó y no quiere regresar a las cuevas, lo que para los dueños es un problema, porque tienen que sacar carbón para cumplir con la Comisión o tendrán que pagar el castigo”, afirmó uno de los propietarios de minas formales que no postuló a pedidos de la CFE, “porque con el precio que pagan no sale, a menos que pagues mal a los trabajadores, no cumplas las normas y ahí tienes los resultados…”.
Según la experiencia, dijo, ante la falta de otras oportunidades y por la necesidad de sustento, los mineros finalmente regresan a lo mismo y sobre todo los jóvenes que por su falta de conocimiento son carne de cañón para estas minas de arrastre y los pozos, que trabajan en forma casi clandestina, porque no cumplen ni con lo mínimo en seguridad ni con los derechos de los mineros.