"Se me hizo lo más lógico refundirme en el rancho de la familia y luego pasaron 10 o 12 días maravillosos; salía a caminar y estaba deliciosamente al aire libre, pero resultó que Elizabetha (su hija) decidió regresar de Londres, porque las cosas se pusieron un poco mal. Parecía que los ingleses lo tenían todo controlado y decían que… un poco como nuestro Presidente: sigan trabajando, no va a pasar nada, y siguieron, hasta que dijeron: 'No va a haber clases'. Entonces fue un poco extraño, porque nos cambió la vida a todos su regreso", compartió la cantante vía telefónica.

Susana decidió regresar a Ciudad de México para continuar con el aislamiento, pero ahora junto a su hija, porque "me pareció terrible que se quedara sola y yo tenía un buen rato sin verla", dijo la también actriz, quien compartió que durante su regreso experimentó algunos de los efectos que ha generado el encierro.

"Una de las cosas más interesantes la viví del trayecto de Monclova a México, porque tuve que pasar por Monterrey, y la soledad del aeropuerto me causó una tristeza increíble. Ver completamente solo un aeropuerto me provocó una sensación muy especial", aunque lo que más le impactó fueron las reacciones de la gente con el aislamiento.

"Vi que la gente está lo suficientemente histérica como para… creo que hemos estado encerrados mucho tiempo y la incertidumbre de este virus no nos deja pensar que el otro ser humano ha estado igual que tú".

Nerviosismo

Destacó que el comportamiento de un señor en el aeropuerto "que se metió en la fila, literal", y cuando ella le reclamó, le contestó que él estaba guardando su distancia; eso la hizo pensar en las personas que llevan años encerradas.

"Pensé en las personas que están en la cárcel, las que han estado cautivas, secuestradas, he pensado mucho en estas situaciones que de repente dices: '¿Cómo controlan el miedo?'. Uno dice: 'Yo estoy preparada, sí lo voy hacer', y la primera semana te parece bien, pero la segunda te quieres morir".

Incluso comparte que le ha sido un poco extraño que al querer leer no se puede concentrar.

"Cuando regularmente lo hago y tengo muchas cosas qué hacer de trabajo, pero ahora todo es raro. Estoy leyendo poesía, a Rosario Castellanos, y es maravillosa", dice.

Aunque eso no solo le pasa en la lectura, sino en diversas actividades.

"Queremos hacer mil cosas, y creo que solo una cosa es importante: intentar platicar con alguien de tu familia, intentar hablarle no a todo el mundo, sino a algunas personas, intentar leer un libro, no todo; o sea, no exigirte tanto, creo que nos estamos exigiendo mucho hasta en el descanso, hay que ser compasivos con nosotros mismos, y generar esta empatía con los demás, aunque el ser humano es violento de por sí", aseguró.