Luego de que se cumplieran los 35 años del accidente en Chernóbil, las alarmas han vuelto a aparecer, en el interior de los restos de la central nuclear, y algunas reacciones de fisión se han encendido otra vez.
Científicos describen el fenómeno como “los restos de una parrilla que se apagó hace un tiempo”, pero que todavía siguen encendidas y por lo tanto “no podemos descartar la posibilidad de un nuevo accidente”. Lo cierto es que esto se había anticipado que podía pasar, desde que el sarcófago de concreto levantado un año después del accidente permitió el ingreso de aguas lluvia en el lugar.
Según explican en ScienceMag, debido a que el agua que ingresa “ralentiza o modera los neutrones y por ende aumenta las probabilidades de golpear y dividir núcleos de uranio”, sucede que las lluvias intensas pueden hacer aumentar el número de neutrones. Recientemente, los sensores instalados en el lugar detectaron un alto e inusual número de sensores, lo que implica evidencia de que hay una fisión ocurriendo en el lugar.
Ahora, ¿cuáles son los riesgos de que ocurra un nuevo accidente en Chernóbil? Los científicos aseguran de que no se va a repetir algo similar a lo de 1986, pero la amenaza actual no puede ignorarse. Especialmente, porque la estructura levantada en 2016 tenía como objetivo evitar que entrara agua al reactor destruido; sin embargo, aquello no ocurrió y en lugares muy específicos, la fisión no ha disminuido sino todo lo contrario: se ha duplicado.
Una de las soluciones más plausibles que se barajan es utilizar robots para que puedan introducir cilindros de boro en las zonas donde se encuentran los materiales combustibles, ya que estos cilindros pueden mantener a raya el movimiento de los neutros. Por otra parte, la idea de instalar nuevos sensores o esparcir nitrato de gadolinio: lo primero, muy peligroso dados los niveles de radiación y lo segundo, impracticable al estar los restos enterrados bajo concreto.
Mientras se decide qué hacer, los planes del gobierno ucraniano para poder extraer los materiales más peligrosos tendrán que esperar, ya que existe el riesgo de “una liberación descontrolada de energía nuclear” en Chernóbil. Nuevamente, a 35 años de la explosión original.