El dia de ayer, el ejército ucraniano lanzó la operación Libélula con la que lograron borrar del mapa a un aeródromo ruso que se ubicaba muy por detrás de las líneas de frente, esto con la ayuda de los ATACMS de Estados Unidos, destruyendo 9 helicópteros, un sistema antiaéreo, bodegas de municiones y equipo especial, así como dejar inutilizables sus campos de aterrizaje.
Con un solo ataque, Ucrania ha provocado la mayor pérdida de la historia de la Fuerza Aérea Rusa.
Anteriormente, los Estados Unidos confirmó que los ATACMS serían enviados a Ucrania, pero con la operación Libélula se ha confirmado que estos misiles producidos en los noventas, llegaron en secreto a Ucrania.
Las fuerzas especiales de Kiev afirmaron en las redes sociales que habían atacado aeródromos en el sur de Berdyansk y el este de Lugansk.
Asimismo se cree que decenas de soldados rusos abrían muerto por el intenso ataque ucraniano.
“Las Fuerzas de Operaciones Especiales recibieron información sobre el uso de aeródromos en los territorios ocupados por parte del enemigo y de la presencia allí de una cantidad sustancial de aviación y de equipamiento especial y munición”, se lee en una nota oficial de las Fuerzas de Operaciones Especiales.
Blogueros rusos empezaron a compartos los restos encontrados de los ATACMS, en su mayoría, las esferas de metal que salen de estos misiles, que buscan causar la mayor destrucción posible.
Esta es la primera vez que los ATACMS fabricados por Lockheed Martin en 1980 (pero la idea de este proyecto nace desde los años setentas) son usados contra las fuerzas rusas.