El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó este domingo la caída del régimen sirio de Bachar al Asad como un "acto fundamental de justicia" y un momento histórico para Siria, aunque subrayó los riesgos e incertidumbres que esto plantea para la estabilidad en Oriente Medio.
Coalición insurgente toma Damasco
La salida de Al Asad del poder se produjo tras 12 días de ofensiva de una coalición de grupos insurgentes, que lograron tomar la capital, Damasco, con escasa resistencia.
En un discurso desde la Casa Blanca, Biden destacó el sufrimiento prolongado del pueblo sirio y reiteró que Al Asad debe rendir cuentas por los crímenes cometidos durante sus 14 años de gobierno, incluyendo ataques con armas químicas. Sin embargo, no especificó cómo se llevará a cabo el proceso judicial.
Biden vinculó el colapso del régimen sirio al debilitamiento de sus principales aliados:
- Rusia, afectada por su conflicto en Ucrania.
- Irán, bajo presión por tensiones con Israel tras la guerra en Gaza de 2023.
- Hizbulá, que enfrenta desafíos internos y externos.
El mandatario atribuyó este cambio en el equilibrio de poder a las estrategias conjuntas de Washington y sus aliados, incluido el uso de sanciones económicas y apoyo a Ucrania e Israel.
Transición liderada por Naciones Unidas
Biden aseguró que Estados Unidos apoyará un proceso de transición política en Siria liderado por Naciones Unidas, conforme a la resolución 2254 de 2015. Asimismo, reafirmó el compromiso de Washington de dialogar con todos los grupos sirios, incluidos aquellos previamente designados como terroristas, como el Organismo de Liberación del Levante (HTS).
Aunque el HTS sigue siendo clasificado como organización terrorista por EE.UU. y la ONU, la Casa Blanca evalúa esta designación a la luz de su comportamiento reciente. Según funcionarios estadounidenses, el grupo ha mostrado una postura más moderada y colaborativa en el nuevo escenario político.
Preocupaciones por el resurgimiento del Estado Islámico (EI)
Biden alertó sobre la posibilidad de un resurgimiento del Estado Islámico tras el colapso del régimen, señalando que su gobierno trabajará estrechamente con socios internacionales para evitar que el vacío de poder sea aprovechado por actores extremistas.
La situación en Siria representa un desafío global que continuará siendo monitoreado de cerca mientras se define el curso de la transición política y el impacto geopolítico en Oriente Medio.